Pero si la ofrenda del holocausto hecha al Señor fuere de aves, será de tórtolas o de pichones,
Levítico 15:14 - Biblia Torres Amat 1825 Pero al día octavo tomará dos tórtolas o dos pichones, y se presentará al Señor en la puerta del Tabernáculo del Testimonio, y los entregará al sacerdote: Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y el octavo día tomará dos tórtolas o dos palominos, y vendrá delante de Jehová a la puerta del tabernáculo de reunión, y los dará al sacerdote; Biblia Nueva Traducción Viviente Al octavo día tomará dos tórtolas o dos pichones de paloma e irá ante el Señor a la entrada del tabernáculo y dará sus ofrendas al sacerdote. Biblia Católica (Latinoamericana) Al octavo día tomará dos tórtolas o dos pichones y se presentará ante Yavé a la entrada de la Tienda de las Citas para entregarlos al sacerdote. La Biblia Textual 3a Edicion Al octavo día tomará dos tórtolas o dos palominos, y comparecerá ante YHVH, a la entrada de la Tienda de Reunión, y los entregará al sacerdote. Biblia Serafín de Ausejo 1975 El octavo día, tomará dos tórtolas o dos pichones, se presentará delante de Yahveh a la entrada de la tienda del encuentro y se los entregará al sacerdote, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y el octavo día tomará dos tórtolas, o dos palominos, y vendrá delante de Jehová a la puerta del tabernáculo de la congregación, y los dará al sacerdote: |
Pero si la ofrenda del holocausto hecha al Señor fuere de aves, será de tórtolas o de pichones,
Cumplidos en fin los días de su purificación por hijo o por hija, traerá a la entrada del Tabernáculo del Testimonio un cordero primal para holocausto y un pichón o una tórtola por el pecado, y los entregará al sacerdote;
Pero si sus facultades no alcanzan para poder ofrecer un cordero, tomará dos tórtolas o dos pichones, el uno para holocausto y el otro para sacrificio por el pecado; y el sacerdote hará oración por ella, y así será purificada.
Mas al octavo día ofrecerá dos tórtolas o dos pichones al sacerdote a la entrada del Tabernáculo de la alianza;
El cual por amor de nosotros ha tratado a aquel que no conocía al pecado, como si hubiese sido el pecado mismo, con el fin de que nosotros viniésemos a ser en él justos con la justicia de Dios.
Y así en lugar de que todo sacerdote de la antigua ley se presenta cada día, por mañana y tarde, a ejercer su ministerio y a ofrecer muchas veces las mismas víctimas, las cuales no pueden jamás quitar los pecados,
aguardando entretanto lo que resta, es a saber, que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies.
Eso mismo nos testifica el Espíritu Santo. Porque después de haber dicho:
el cual no tiene necesidad, como los demás sacerdotes, de ofrecer cada día sacrificios, primeramente por sus pecados, y después por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez sola, ofreciéndose a sí mismo.