Se volvió, pues, Esaú aquel mismo día a Seir, por el camino que había traído.
Jueces 16:5 - Biblia Torres Amat 1825 Vinieron luego a ella los príncipes de los filisteos, y le dijeron: Engáñale con caricias, y averigua de él de dónde le viene tan gran fuerza, y cómo le podremos sojuzgar para castigarle después de atado: que si lo consiguieres, te daremos cada uno mil cien siclos de plata. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y vinieron a ella los príncipes de los filisteos, y le dijeron: Engáñale e infórmate en qué consiste su gran fuerza, y cómo lo podríamos vencer, para que lo atemos y lo dominemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de plata. Biblia Nueva Traducción Viviente Los gobernantes de los filisteos fueron a verla y le dijeron: «Seduce a Sansón para que te diga qué lo hace tan fuerte, y cómo es posible dominarlo y atarlo sin que se suelte. Luego, cada uno de nosotros te dará mil cien piezas de plata». Biblia Católica (Latinoamericana) Los jefes de los filisteos fueron a verla y le dijeron: 'Sedúcelo con tus encantos y trata de averiguar de dónde le viene esa fuerza tan grande y cómo podríamos dominarlo, amarrarlo y domarlo. Cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de plata'. La Biblia Textual 3a Edicion Y los jefes de los filisteos fueron a ella y le dijeron: Sedúcelo para ver en qué consiste su gran fuerza, y cómo podríamos dominarlo, para atarlo y sujetarlo, y cada uno de nosotros te dará mil cien piezas de plata. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Los príncipes de los filisteos fueron donde ella y le dijeron: 'Sedúcelo y averigua cuál es el secreto de su gran fuerza, y cómo podríamos nosotros con él, para atarlo y tenerlo sujeto. Te daríamos cada uno mil cien siclos de plata'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y vinieron a ella los príncipes de los filisteos, y le dijeron: Engáñale y mira en qué consiste su gran fuerza, y cómo lo podríamos vencer, para que lo atemos y lo atormentemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien piezas de plata. |
Se volvió, pues, Esaú aquel mismo día a Seir, por el camino que había traído.
Al mal que ellos hacen le dan el nombre de bien. El príncipe demanda contra el pobre, y el juez está siempre dispuesto a satisfacerlo. El poderoso manifiesta con descaro lo que codicia su alma, tienen la tierra llena de desorden.
¿Qué queréis darme, y yo le pondré en vuestras manos? Y convinieron con él en treinta monedas de plata.
desde el río turbio, que baña el Egipto, hasta los términos de Accarón hacia el norte; la tierra de Canaán dividida entre cinco reyezuelos de los filisteos, a saber, el de Gaza, el de Azoto, el de Ascalón, el de Get y el de Accarón.
Mas cuando instaba ya el día séptimo, dijeron a la mujer de Sansón: Acaricia a tu esposo y persuádele que te descubra la significación del enigma; que si no lo haces, te quemaremos a ti y la casa de tu padre. ¿Por ventura nos habéis convidado a las bodas para despojarnos?
Después de esto se enamoró de una mujer que habitaba en el valle Sorec, llamada Dalila.
En vista de esto, Dalila habló así a Sansón: Dime, por tu vida: ¿En qué consiste tu grandísima fuerza, y cuál es la cosa con que atado no podrías escaparte?
el cual dijo a su madre: Los mil cien siclos de plata que habías apartado para ti, y acerca de los cuales jurabas, estando yo presente, que te los había hurtado, sábete que yo los tengo, y que están en mi poder. Le respondió ella: Colme el Señor a mi hijo de bendiciones.
Y los dejo para probar también con ellos a Israel si obedecería o no los mandamientos del Señor que había comunicado a sus padres por medio de Moisés.
Llamó, pues, Aquis a David, y le dijo: Vive el Señor que tú eres justo y bueno en mis ojos; y que es tal la conducta que has observado en el ejército, que no he hallado en ti falta ninguna, desde el día en que te pasaste a mí hasta el presente; pero no eres del gusto de los sátrapas.