Entretanto el Señor Dios de sus padres, les hacía hablar por medio de sus enviados los profetas, amonestándolos sin cesar de día y de noche; pues quería perdonar a su pueblo y a la mansión suya.
Juan 4:38 - Biblia Torres Amat 1825 Yo os he enviado a vosotros a segar lo que no labrasteis, otros hicieron la labranza, y vosotros habéis entrado en sus labores. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores. Biblia Nueva Traducción Viviente Yo los envié a ustedes a cosechar donde no sembraron; otros ya habían hecho el trabajo, y ahora a ustedes les toca levantar la cosecha. Biblia Católica (Latinoamericana) Yo los he enviado a ustedes a cosechar donde otros han trabajado y sufrido. Otros se han fatigado y ustedes han retomado de su trabajo. La Biblia Textual 3a Edicion Yo os envié a segar lo que vosotros no habéis labrado; otros han labrado, y vosotros habéis entrado en su labor. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Yo os envié a cosechar lo que vosotros no habéis trabajado; otros realizaron su trabajo, y de él os habéis aprovechado vosotros'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores. |
Entretanto el Señor Dios de sus padres, les hacía hablar por medio de sus enviados los profetas, amonestándolos sin cesar de día y de noche; pues quería perdonar a su pueblo y a la mansión suya.
Yo muy solícito os envié mis siervos los profetas; los envié para deciros: No hagáis cosas tan abominables y que tanto aborrece mi alma.
E iba Jesús recorriendo toda la Galilea, enseñando en sus sinagogas y predicando la buena nueva del reino celestial, y sanando toda dolencia y toda enfermedad en los del pueblo;
Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz, a fin de que por medio de él todos creyesen.
Así como tú me has enviado al mundo, así yo los he enviado también a ellos al mundo.
Y en esta ocasión se verifica aquel refrán: Uno es el que siembra, y otro el que siega.
El hecho fue que muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en él, por las palabras de la mujer, que aseguraba: Me ha dicho todo cuanto yo hice.
Aquellos, pues, que recibieron su doctrina, fueron bautizados; y se añadieron aquel día a la Iglesia cerca de tres mil personas.
Toda la multitud de los fieles tenía un mismo corazón y una misma alma; ni había entre ellos quien considerase como suyo lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común.
Entretanto muchos de los que habían oído la predicación de Pedro, creyeron; cuyo número llegó a cinco mil hombres.
Con esto se aumentaba más y más el número de los que creían en el Señor, así de hombres como de mujeres,
Entretanto la palabra de Dios iba fructificando, y multiplicándose sobremanera el número de los discípulos en Jerusalén ; y se sujetaban también a la fe muchos de los sacerdotes.
ni nos gloriamos desmesuradamente atribuyéndonos las fatigas de otros; esperamos, sí, que yendo vuestra fe siempre en aumento, haremos, sin salir de nuestros límites, mayores progresos entre vosotros,