Quien halla una mujer buena, ha hallado un gran bien, y recibió del Señor un manantial de alegría. Echa de su casa el bien quien repudia la mujer virtuosa; mas el que retiene la adúltera es un insensato e impío.
Juan 2:1 - Biblia Torres Amat 1825 Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, donde se hallaba la madre de Jesús . Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Biblia Nueva Traducción Viviente Al día siguiente, se celebró una boda en la aldea de Caná de Galilea. La madre de Jesús estaba presente, Biblia Católica (Latinoamericana) Tres días más tarde se celebraba una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. La Biblia Textual 3a Edicion Al tercer día hubo una boda en Caná de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Tres días después se celebró una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. |
Quien halla una mujer buena, ha hallado un gran bien, y recibió del Señor un manantial de alegría. Echa de su casa el bien quien repudia la mujer virtuosa; mas el que retiene la adúltera es un insensato e impío.
Casa y riquezas se heredan de los padres; mas la mujer prudente la da sólo el Señor.
Todavía estaba él hablando al pueblo, y he aquí su madre y sus hermanos estaban fuera, que le querían hablar.
Al día siguiente vio Juan a Jesús que venía a encontrarle, y dijo: He aquí el cordero de Dios, ved aquí el que quita los pecados del mundo.
Al día siguiente determinó Jesús encaminarse a Galilea, y en el camino encontró a Felipe, y le dijo: Sígueme.
Así en Caná de Galilea hizo Jesús el primero de sus milagros, con que manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron más en él.
Estaban juntos Simón Pedro, y Tomás, llamado Dídimo, y Natanael, el cual era de Caná de Galilea, y los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos.
Y fue Jesús nuevamente a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había en Cafarnaúm un señor de la corte que tenía un hijo enfermo.
Sean las costumbres sin rastro de avaricia, contentándoos con lo presente, pues el mismo Dios dice: No te desampararé, ni abandonaré jamás;