Porque me veo cercado de una multitud de rabiosos perros: me tiene sitiado una turba de malignos. Han taladrado mis manos y mis pies.
Juan 19:18 - Biblia Torres Amat 1825 donde le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, quedando Jesús en medio. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. Biblia Nueva Traducción Viviente Allí lo clavaron en la cruz. También crucificaron a otros dos con él, uno a cada lado, y a Jesús, en medio. Biblia Católica (Latinoamericana) Allí lo crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado y en el medio a Jesús. La Biblia Textual 3a Edicion Allí lo crucificaron, y con Él a otros dos, uno a cada lado, y en medio a Jesús. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Allí lo crucificaron, y a otros dos con él, uno a un lado y otro a otro; en medio Jesús. Biblia Reina Valera Gómez (2023) donde le crucificaron, y con Él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. |
Porque me veo cercado de una multitud de rabiosos perros: me tiene sitiado una turba de malignos. Han taladrado mis manos y mis pies.
Por tanto, le daré como porción, o en herencia suya, una gran cantidad de naciones: y repartirá los despojos de los fuertes; pues ha entregado su vida a la muerte, y ha sido confundido con los facinerosos, y ha tomado sobre sí los pecados de todos, y ha rogado por los transgresores.
Y eso mismo le echaban en cara aun los ladrones que estaban crucificados en su compañía.
con lo que vino a cumplirse lo que Jesús dijo, indicando el género de muerte de que había de morir.
Vinieron, pues, los soldados, y rompieron las piernas del primero y del otro que había sido crucificado con él.
a este Jesús , dejado a vuestro arbitrio por una orden expresa de la voluntad de Dios y decreto de su presciencia, vosotros le habéis hecho morir, clavándole en la cruz por mano de los impíos.
Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho por nosotros objeto de maldición; pues está escrito: Maldito todo aquel que es colgado en un madero.
Considerad, pues, atentamente a aquel Señor que sufrió tal contradicción de los pecadores contra su misma persona, a fin de que no desmayéis, perdiendo vuestros ánimos.