En prueba, pues, de su fidelidad, cuando el marido volvió a casa, le mostró la capa con que se había quedado,
Jeremías 4:22 - Biblia Torres Amat 1825 El necio pueblo mío, dice el Señor, no me conoció, hijos insensatos son y mentecatos; para hacer el mal son sabios; mas el bien no saben hacerlo. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Porque mi pueblo es necio, no me conocieron; son hijos ignorantes y no son entendidos; sabios para hacer el mal, pero hacer el bien no supieron. Biblia Nueva Traducción Viviente «Mi pueblo es necio y no me conoce —dice el Señor—. Son hijos tontos, sin entendimiento. Son lo suficientemente listos para hacer lo malo, ¡pero no tienen ni idea de cómo hacer lo correcto!». Biblia Católica (Latinoamericana) Esto te pasa porque eres un pueblo estúpido que no me conoce. Ustedes son hijos tontos y sin inteligencia que saben hacer el mal pero no el bien. La Biblia Textual 3a Edicion Ciertamente mi pueblo es necio; No me han conocido; Hijos insensatos son, No son entendidos; Expertos para hacer el mal, Pero nada saben de hacer el bien. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Sí, mi pueblo es insensato, a mí no me conocen. Son hijos necios, no son inteligentes, expertos para el mal, hacer el bien no saben. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque mi pueblo es necio; no me han conocido, son hijos ignorantes y sin entendimiento; son sabios para hacer el mal, pero hacer el bien no lo saben. |
En prueba, pues, de su fidelidad, cuando el marido volvió a casa, le mostró la capa con que se había quedado,
Tenía Amnón un amigo que se llamaba Jonadab, hijo de Semmaa, hermano de David, sumamente astuto.
Las palabras de su boca son injusticia y embustes; no ha querido instruirse para obrar bien.
Estando en su lecho discurre cómo obrar la iniquidad; anda en todo género de malos pasos; no tiene horror a la maldad.
¿No caerán, pues, en cuenta de que hay un Dios justiciero todos aquellos que cometen la iniquidad, que devoran a mi pueblo como quien come un pedazo de pan?
Mas no tienen conocimiento, ni ciencia, andan entre tinieblas; se han trastornado todos los cimientos de la tierra.
Los malvados no se cuidan de lo que es justo; pero los que buscan al Señor, miran todas las cosas con atención.
¡Ay de la nación pecadora, del pueblo lleno de iniquidades, de la raza malvada, de los hijos desgarrados! Han abandonado al Señor, han blasfemado del Santo de Israel, le han vuelto las espaldas.
Y aquel día el Señor hará sentir su azote desde el cauce del río Eufrates hasta el torrente de Egipto, o Nilo; y vosotros, oh hijos de Israel, seréis congregados uno a uno.
De necios e insensatos quedarán convencidos todos ellos; el leño, que adoran, es la prueba de su vanidad o insensatez.
Si el negro etíope puede cambiar su piel, o el leopardo sus varias manchas, podréis también vosotros obrar bien, después de avezados al mal.
Los sacerdotes no dijeron tampoco: ¿En dónde está el Señor? Los depositarios de la ley me desconocieron, y prevaricaron contra mis preceptos los mismos pastores o cabezas de mi pueblo; y los profetas profetizaron invocando el nombre de Baal, y se fueron en pos de los ídolos.
¿Hasta cuándo he de ver fugitivos a los de mi pueblo, y he de oír el sonido de la trompeta enemiga?
Escucha, ¡oh pueblo insensato y sin cordura!; vosotros que teniendo ojos no veis, y teniendo orejas no oís:
Entonces dije yo: Tal vez éstos son los pobres e idiotas que ignoran el camino del Señor, los juicios de su Dios.
¿Quién me dará en la soledad una triste choza de caminantes, para abandonar a los de mi pueblo y apartarme de ellos? Pues todos son adúlteros o apóstatas de Dios, una gavilla de prevaricadores.
Se sirven de su lengua como de un arco, para disparar mentiras, y no verdades; se han hecho poderosos en la tierra con pasar de un crimen a otro crimen; y a mí me han desconocido y despreciado, dice el Señor.
Y cada cual se burlará de su propio hermano; y no hablarán jamás verdad, porque tienen avezada su lengua a la mentira; se afanaron en hacer mal.
¿Con qué podré yo limpiar tu corazón, dice el Señor Dios, haciendo tú todas estas cosas propias de una mujer ramera y descarada?
Escuchad la palabra del Señor, ¡oh vosotros hijos de Israel!, pues el Señor viene a juzgar a los moradores de esta tierra, porque no hay verdad, ni hay misericordia, no hay conocimiento de Dios en el país.
Quedó sin habla el pueblo mío porque se hallaba falto de la ciencia de la salud. Por haber tú desechado la ciencia, yo te desecharé a ti, para que no ejerzas mi sacerdocio; y pues olvidaste la ley de tu Dios, yo también me olvidaré de tus hijos.
No dedicarán ellos su pensamiento a convertirse a su Dios, porque están dominados del espíritu de fornicación, o idolatría, y desconocieron al Señor.
No han sabido lo que es hacer justicia, dice el Señor, han amontonado en sus casas tesoros de iniquidad y de rapiña.
¡Ay de vosotros que no pensáis sino en cosas vanas, y maquináis allá en vuestros lechos perversos designios! Los ejecutan al llegar la luz de la mañana; porque ellos se han declarado contra Dios.
Al mal que ellos hacen le dan el nombre de bien. El príncipe demanda contra el pobre, y el juez está siempre dispuesto a satisfacerlo. El poderoso manifiesta con descaro lo que codicia su alma, tienen la tierra llena de desorden.
El amo, alabó a este mayordomo infiel, de que hubiese sabido portarse sagazmente, porque los hijos de este siglo, son en sus negocios más sagaces que los hijos de la luz.
Pues como no quisieron reconocer a Dios, Dios los entregó a un réprobo sentido, de suerte que han hecho acciones indignas del hombre,
Vuestra obediencia a la fe se ha hecho célebre por todas partes, de lo cual me congratulo con vosotros. Pero deseo que seáis sabios, o sagaces, en orden al bien, y sencillos como niños en cuanto al mal.
Hermanos, no seáis como niños en el uso de la razón; sed sí niños en la malicia, pero en la cordura hombres hechos.
¿Así correspondes al Señor, pueblo necio e insensato? ¿Por ventura no es él tu padre, que te rescató, que te hizo y te crió?