si me intimidó el mucho gentío, o me atemorizó el desprecio de los parientes, y no más bien callé y sufrí, y me estuve quieto en mi casa, sea yo castigado de Dios.
Jeremías 38:9 - Biblia Torres Amat 1825 ¡Oh rey y señor mío!, muy mal han obrado estos hombres en todo lo que han atentado contra el profeta Jeremías, echándolo en la cisterna para que allí muera de hambre, pues ya no hay pan en la ciudad. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Mi señor el rey, mal hicieron estos varones en todo lo que han hecho con el profeta Jeremías, al cual hicieron echar en la cisterna; porque allí morirá de hambre, pues no hay más pan en la ciudad. Biblia Nueva Traducción Viviente —Mi señor y rey —dijo—, estos hombres hicieron un gran mal al poner al profeta Jeremías dentro de la cisterna. Pronto morirá de hambre porque casi no hay pan en la ciudad. Biblia Católica (Latinoamericana) ¡Oh, mi señor!, esos hombres han procedido muy mal con el profeta Jeremías. Lo han echado en el pozo, donde va a morir. La Biblia Textual 3a Edicion Oh rey, señor mío, mal actuaron estos varones en todo lo que han hecho con el profeta Jeremías, al cual hicieron echar en la cisterna, donde morirá de hambre, pues no hay más pan en la ciudad. Biblia Serafín de Ausejo 1975 'Rey, mi señor; esos hombres han obrado mal en todo lo que han hecho al profeta Jeremías, arrojándole a la cisterna, donde morirá de hambre, pues ya no hay pan en la ciudad'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mi señor el rey, mal han hecho estos hombres en todo lo que hicieron al profeta Jeremías, al cual echaron en la mazmorra; porque allí morirá de hambre, pues no hay más pan en la ciudad. |
si me intimidó el mucho gentío, o me atemorizó el desprecio de los parientes, y no más bien callé y sufrí, y me estuve quieto en mi casa, sea yo castigado de Dios.
Y les daré a comer a los padres las carnes de sus hijos y las carnes de sus hijas; y al amigo la carne de su amigo, durante el asedio y apuros a que los reducirán sus enemigos, que quieren acabar con ellos.
Mandó, pues, el rey Sedecías que pusiesen a Jeremías en el patio de la cárcel, y que cada día le diesen una torta de pan, además de la vianda, mientras hubiese pan en la ciudad; con eso se mantuvo Jeremías en el patio de la cárcel.
Entonces el rey le dio esta orden a Abdemelec etíope: Llévate de aquí contigo treinta hombres, y saca de la cisterna al profeta Jeremías antes que muera.
En ese día yo te libraré, dice el Señor, y no serás entregado en poder de los hombres, de quienes tiemblas tanto,
Mas en el mes cuarto, a nueve del mes, se apoderó el hambre de la ciudad, y la gente del pueblo no tenía con qué alimentarse.
Todo su pueblo está gimiendo y anda en busca de pan, todo cuanto tenían de precioso lo han dado para adquirir un bocado con que conservar su vida. Míralo, Señor, y considera cómo estoy envilecida.