Jeremías 38:6 - Biblia Torres Amat 1825 Cogieron, pues, a Jeremías, y lo metieron en la cisterna de Melquías, hijo de Amelec, situada en el atrio de la cárcel; y por medio de sogas descolgaron a Jeremías en la cisterna, donde no había agua, sino lodo; así pues, Jeremías quedó hundido en el cieno. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Entonces tomaron ellos a Jeremías y lo hicieron echar en la cisterna de Malquías hijo de Hamelec, que estaba en el patio de la cárcel; y metieron a Jeremías con sogas. Y en la cisterna no había agua, sino cieno, y se hundió Jeremías en el cieno. Biblia Nueva Traducción Viviente Así que los funcionarios sacaron a Jeremías de la celda y lo bajaron con sogas a una cisterna vacía en el patio de la cárcel que pertenecía a Malquías, miembro de la familia real. La cisterna no tenía agua pero Jeremías se hundió en una espesa capa de barro que había en el fondo. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces se apoderaron de Jeremías y lo echaron al pozo de Melquías, hijo del rey, situado en el patio de la guardia, bajándolo con cuerdas. En el pozo no había agua, sino puro fango, y Jeremías se hundió en el fango. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces prendieron a Jeremías y lo hicieron echar en la cisterna de Malquías ben Hamelec, que estaba en el atrio de la guardia. Metieron allí a Jeremías con sogas; pero en la cisterna no había agua, sino lodo, y Jeremías se hundió en el lodo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Tomaron, pues, a Jeremías y lo arrojaron en la cisterna de Malquías, hijo del rey, que había en el patio de la guardia. Bajaron a Jeremías con cuerdas. En la cisterna no había agua, sino fango, y Jeremías se hundió en el fango. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces ellos tomaron a Jeremías, y lo echaron en la mazmorra de Malquías, hijo de Amelec, que estaba en el patio de la cárcel; y metieron a Jeremías con sogas. Y en la mazmorra no había agua, sino cieno; y se hundió Jeremías en el cieno. |
Me volvieron mal por bien y me pagaron con odio el amor que yo les tenía.
y escuchó benignamente mis súplicas. Y me sacó del lago de la miseria y del inmundo cieno. Y asentó mis pasos.
Atollado estoy en mi profundísimo cieno, sin hallar dónde afirmar el pie. Llegué a alta mar, y me sumergió la tempestad.
(A la sazón el ejército del rey de Babilonia tenía sitiada a Jerusalén ; y el profeta Jeremías estaba preso en el patio de la cárcel que había en el palacio del rey de Judá;
Antes bien mandó a Jeremiel, hijo de Amelec, y a Saraías, hijo de Ezriel, y a Selemías, hijo de Abdeel, que prendiesen a Baruc, el amanuense o secretario, y al profeta Jeremías; pero el Señor los ocultó.
Entró, pues, Jeremías en un hondo calabozo, y en una mazmorra, donde permaneció muchos días.
Mandó, pues, el rey Sedecías que pusiesen a Jeremías en el patio de la cárcel, y que cada día le diesen una torta de pan, además de la vianda, mientras hubiese pan en la ciudad; con eso se mantuvo Jeremías en el patio de la cárcel.
y tiraron de él con las cuerdas y lo sacaron de la cisterna; y quedó Jeremías en el atrio de la cárcel.
Sábete que todas las mujeres, que han quedado en el palacio del rey de Judá serán conducidas para los príncipes del rey de Babilonia; y estas mismas te dirán entonces: ¡Oh, cómo te han engañado y prevalecido para daño tuyo los que te lisonjeaban con la paz! Dirigieron tus pasos a un resbaladero, y te han metido en un atolladero, y en seguida te han abandonado.
Entonces dio el rey la orden, y trajeron a Daniel, y le echaron en el lago de los leones. Y dijo el rey a Daniel: Tu Dios, a quien siempre adoras, él te librará.
Y tú mismo, oh Salvador , mediante la sangre de tu testamento has hecho salir a los tuyos, que se hallaban cautivos, del lago o fosa en que no hay agua.
El cual, recibida esta orden, los metió en un profundo calabozo, con los pies en el cepo.
Pues dentro de un brevísimo tiempo, dice Dios, vendrá aquel que ha de venir, y no tardará.