Abrevados ya los camellos, le presentó el hombre unos pendientes de oro, que pesaban dos siclos, y dos brazaletes que pesaban diez.
Jeremías 2:32 - Biblia Torres Amat 1825 ¿Podrá acaso una doncella olvidarse de sus atavíos, o una novia de la faja que adorna su pecho? Pues ello es que el pueblo mío se ha olvidado de mí innumerables días. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 ¿Se olvida la virgen de su atavío, o la desposada de sus galas? Pero mi pueblo se ha olvidado de mí por innumerables días. Biblia Nueva Traducción Viviente ¿Se olvida una joven de sus joyas, o una recién casada de su vestido de bodas? Sin embargo, año tras año, mi pueblo se ha olvidado de mí. Biblia Católica (Latinoamericana) ¿Puede una joven olvidarse de sus adornos
o una novia de su cinturón?
Y, sin embargo, mi pueblo me ha olvidado,
hace ya mucho tiempo. La Biblia Textual 3a Edicion ¿Olvida acaso la doncella° su ornamento, O la novia su ajuar? Pues mi pueblo me ha olvidado un sinnúmero de días. Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¿Olvida una joven sus adornos, una novia su cinturón? Pues mi pueblo me ha olvidado innumerables días. Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¿Se olvidará la virgen de sus adornos, o la desposada de sus atavíos? Pero mi pueblo se ha olvidado de mí por innumerables días. |
Abrevados ya los camellos, le presentó el hombre unos pendientes de oro, que pesaban dos siclos, y dos brazaletes que pesaban diez.
Y como había visto ya los pendientes y los brazaletes en las manos de su hermana, la cual le había contado también todo cuanto le había dicho aquel hombre, vino a encontrarle cuando estaba aún cerca de la fuente con sus camellos,
Y sacando alhajas de oro, y plata, y vestidos preciosos, se los regaló a Rebeca, y ofreció también ricos presentes a sus hermanos, y a la madre.
Llorad, pues, oh hijas de Israel, llorad sobre Saúl, que os adornaba con delicados ropajes de grana; y os daba joyeles de oro para engalanaros.
Se olvidaron de Dios que los había salvado, que había obrado tan grandes cosas en Egipto,
Serán arrojados al infierno los pecadores, y todas esas gentes que viven olvidadas de Dios.
Y de aquello que tú plantaste salió uva silvestre, y temprano floreció tu simiente; pero te es arrebatada la mies cuando debía recogerse, lo cual te causará una gran pena.
¿Qué es lo que tú temiste, tan acongojada, que así has faltado a la fe, y no te has acordado de mí, ni has reflexionado en tu corazón? Porque yo callaba y hacía el desentendido, por eso tú no hiciste caso de mí.
Yo me regocijaré con sumo gozo en el Señor, y el alma mía se llenará de placer en mi Dios; pues él me ha revestido del ropaje de la salud, y me ha cubierto con el manto de la justicia, como a esposo adornado con guirnalda, y como esposa ataviada con sus joyas.
Esta pésima gente, que no quiere oír mis palabras, y prosigue con su depravado corazón, y se ha ido en pos de los dioses ajenos para servirlos y adorarlos, vendrá a ser como esa faja, que para nada es buena.
Tal es la suerte que te espera, ¡oh Jerusalén !, y la porción o paga que de mí recibirás, dice el Señor, por haberte olvidado de mí, apoyándote en la mentira.
Pues he aquí que mi pueblo se ha olvidado de mí, ofreciendo sacrificios a la vanidad de los ídolos, y tropezando de continuo en sus caminos, en los antiguos caminos, por seguir un carril no trillado,
Ved si alguna de aquellas naciones cambió sus dioses; aunque verdaderamente ellos no son dioses: pero mi pueblo ha trocado la gloria suya por un ídolo infame.
¿Cómo intentas tú demostrar ser recto tu proceder para ganarte mi amistad, cuando aun has enseñado a otros tus malos pasos,
Los cuales quieren hacer que el pueblo mío se olvide de mi Nombre, por los sueños que cada uno cuenta a su vecino, al modo que de mi Nombre se olvidaron de sus padres por amor a Baal.
Clamores se han oído en los caminos, llantos, alaridos de los hijos de Israel, por haber procedido infielmente, olvidados del Señor su Dios.
En ti se recibieron regalos para hacer derramar sangre; tú has sido usurera; y por avaricia calumniabas a tus prójimos; y a mí, dice el Señor Dios, me echaste en olvido.
Se olvidó Israel de su Hacedor, y erigió templos a los ídolos; Judá se ha construido muchas plazas fuertes; mas yo aplicaré fuego a sus ciudades fortificadas, el cual devorará todos sus edificios.
Se engrosó ese pueblo tan amado de Dios, y viéndose opulento se rebeló contra él. Ya engrosado, engordado y abundante de todo, abandonó a Dios su hacedor, y se alejó de Dios, salvador suyo.
Ahora, pues, yo, Juan, vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén , descender del cielo por la mano de Dios, compuesta, como una novia engalanada para su esposo.
no acordándose del Señor Dios suyo que los libertó de las manos de todos sus enemigos, que tenían alrededor;