y en efecto, era un cazador forzudo delante del Señor. De donde vino el proverbio: Forzudo cazador a vista del Señor como un Nemrod.
Jeremías 16:16 - Biblia Torres Amat 1825 He aquí que yo enviaré a muchos pescadores, dice el Señor, los cuales los pescarán; y enviaré después muchos cazadores que los cazarán por todos los montes, y por todos los collados, y por las cuevas de los peñascos. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 He aquí que yo envío muchos pescadores, dice Jehová, y los pescarán, y después enviaré muchos cazadores, y los cazarán por todo monte y por todo collado, y por las cavernas de los peñascos. Biblia Nueva Traducción Viviente »Ahora mandaré llamar a muchos pescadores para que los capturen —dice el Señor—. Mandaré llamar a cazadores para que los cacen en los montes, en las colinas y en las cuevas. Biblia Católica (Latinoamericana) Yo enviaré primero a muchos pescadores, dice Yavé, que los pescarán; después, a numerosos cazadores, que los perseguirán por montes y cerros, y hasta en las cavernas de las montañas. La Biblia Textual 3a Edicion He aquí enviaré a muchos pescadores que los pesquen, dice YHVH, y después enviaré muchos cazadores que los cacen por los montes y collados y por las hendiduras de las peñas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Mirad: voy a enviar a muchos pescadores -oráculo de Yahveh-, que los pescarán; y luego enviaré a muchos cazadores, que los cazarán en todas las montañas, en todas las colinas y en las grietas de las rocas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) He aquí que yo envío muchos pescadores, dice Jehová, y los pescarán; y después enviaré muchos cazadores, y los cazarán por toda montaña, y por todo collado, y por las hendiduras de las rocas. |
y en efecto, era un cazador forzudo delante del Señor. De donde vino el proverbio: Forzudo cazador a vista del Señor como un Nemrod.
Cesad, pues, de irritar al hombre, que tiene el espíritu en las narices; porque él es el que ha sido considerado excelso o todopoderoso.
Aquel día el Señor por medio de una navaja alquilada, esto es, por medio de aquellos que habitan en la otra parte del río Eufrates, por medio del rey de los asirios, raerá todas las cabezas, el vello de los pies y todas las barbas.
sabed que yo reuniré, y enviaré, dice el Señor, todas las familias o pueblos del Norte con Nabucodonosor, rey de Babilonia, ministro o instrumento mío, y los conduciré contra esta tierra y contra sus habitantes, y contra todas las naciones circunvecinas, y daré cabo de ellos, y los reduciré a ser el pasmo y el escarnio de todos, y a una soledad perdurable todas sus ciudades.
Al ruido de la caballería y de los arqueros echó a huir toda la ciudad; corrieron a esconderse entre los riscos, se subieron a los peñascos; fueron desamparadas todas las ciudades, sin que quedase en ellas un solo habitante.
He aquí que yo, dice el Señor de los ejércitos, haré que se llenen de terror todos los pueblos cercanos tuyos, y quedaréis dispersos el uno lejos del otro, sin que haya nadie que reúna a los fugitivos.
Esto dice el Señor de los ejércitos: Los restos del pueblo de Israel serán cogidos como un pequeño racimo en una viña ya vendimiada: Vuelve, ¡oh caldeo!, tu mano, como el vendimiador para meter en el cuévano el rebusco.
Al andar por nuestras calles hallaban tropiezos nuestros pies; se acercó nuestro fin; se completaron nuestros días, pues ha llegado nuestro término.
Más veloces que las águilas del cielo han sido nuestros enemigos; nos han perseguido por los montes, nos han armado emboscadas en el desierto.
A medida de mi deseo los castigaré yo, las naciones se reunirán contra ellos, entonces serán castigados por su doble maldad.
Juró el Señor Dios por su santo Nombre que van a venir días para vosotros en que os ensartarán en picas, y pondrán a hervir en ollas los restos de vuestro cuerpo.
Os sucederá lo que a un hombre que huyendo de la vista de un león diere con un oso; o entrando en su casa, al apoyarse con su mano en la pared, fuese mordido de una culebra.
No hay ya un santo sobre la tierra; no se halla un justo entre los hombres; cada uno pone asechanzas a la vida del otro; cada cual anda a caza de sus hermanos para quitarles la vida.
Y entonces será cuando yo iré con una antorcha en la mano registrando a Jerusalén , e iré buscando a los hombres sumidos en sus inmundicias, los cuales están diciendo en su corazón: El Señor no hace bien, ni hace mal a nadie.
Observa, pues, ¡oh padre mío!, y reconoce si es la orla de tu clámide o manto la que tengo en mi mano, y cómo al cortar la extremidad de tu vestido no he querido extender mi mano contra ti. Considera ahora tú mismo, y persuádete de que no soy culpable en nada, ni de injusticia, ni de pecado contra ti; tú, por el contrario, andas poniendo asechanzas a mi vida para quitármela.
Ahora, pues, no sea derramada en tierra mi sangre en presencia del Señor. ¿Y era necesario que el rey de Israel saliese a campaña para preseguir a una pulga, así como se va tras de una perdiz en los montes?