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Jeremías 15:5 - Biblia Torres Amat 1825

Porque ¿quién se apiadará de ti, oh Jerusalén ? ¿O quién se entristecerá por tu amor? ¿O quién irá a rogar por tu paz o felicidad?

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Porque ¿quién tendrá compasión de ti, oh Jerusalén? ¿Quién se entristecerá por tu causa, o quién vendrá a preguntar por tu paz?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

»¿Quién tendrá compasión de ti, Jerusalén? ¿Quién llorará por ti? ¿Quién se tomará la molestia de preguntar cómo estás?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

¿Quién tendrá compasión de ti, Jerusalén? ¿Quién te consolará? ¿Quién se detendrá para preguntar por tu salud?

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La Biblia Textual 3a Edicion

Oh Jerusalem, ¿quién tendrá piedad de ti? ¿Quién te compadecerá? ¿Quién se desviará para preguntar acerca de ti?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

¿Quién, pues, se apiadará de ti, Jerusalén? ¿Quién te dará el pésame? ¿Quién se volverá a preguntar cómo estás?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Porque ¿quién tendrá compasión de ti, oh Jerusalén? ¿O quién lamentará por ti? ¿O quién se apartara para preguntar por tu paz?

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Lòt tradiksyon



Jeremías 15:5
15 Referans Kwoze  

Compadeceos de mí, al menos vosotros que sois mis amigos, compadeceos de mí; ya que la mano del Señor me ha herido.


Tienes ante tus ojos todos los que me atormentan; improperios y miserias aguarda siempre mi corazón. Esperé que alguno se condoliese de mí, mas nadie lo hizo; o quien me consolase, y no hallé quien lo hiciese.


Moisés, habiendo salido a recibir a su suegro, le hizo profunda reverencia, y le besó, y se saludaron recíprocamente con palabras afectuosas. Y así que hubieron entrado en el pabellón,


Doblados males son los que te han acontecido: ¿quién te compadecerá? Sobre ti ha venido la desolación y el exterminio, el hambre y la espada: ¿quién te consolará?


y los desparramaré entre las naciones, dice el Señor, separando el hermano de su hermano, y los padres de sus hijos; no perdonaré, ni me aplacaré, ni me moveré a compasión para dejar de destruirlos.


Porque esto dice el Señor: No entrarás tú en la casa del convite mortuorio, y no vayas a dar el pésame, ni a consolar; porque yo, dice el Señor, he desterrado de este pueblo mi paz, mi misericordia y mis piedades.


Y tras esto, dice el Señor, yo entregaré a Sedecías, rey de Judá, y a sus servidores, y a su pueblo, y a los que hayan quedado en la ciudad salvos de la peste, y de la espada, y del hambre, los entregaré, digo, en poder del rey de Babilonia Nabucodonosor, y en poder de sus enemigos, y en poder de los que buscan cómo matarlos, y serán pasados a cuchillo, y no se aplacará, ni perdonará, ni tendrá compasión.


Sión extiende su manos; pero no hay quien la consuele. El Señor ha convocado los enemigos de Jacob para que le rodeen; cual mujer manchada en sus períodos o impureza legal, así es Jerusalén en medio de ellos.


Y entonces todos cuantos te vieren, retrocederán lejos de ti, horrorizados, diciendo: Nínive ha sido asolada. ¿Quién con un movimiento de cabeza mostrará compasión de ti? ¿En dónde buscaré yo quien te consuele?


Y apartándose un poco, entraron en la habitación del joven levita, que vivía en la casa de Micás, y le saludarón con palabras amistosas.


y habiéndote saludado te darán dos panes, que tú recibirás de su mano.


A vista de esto David, dejando cuanto había traído al cuidado de quien se los guardase entre los bagajes, fue corriendo al lugar de la batalla, y se informaba de la salud y bienestar de sus hermanos.


envió diez jóvenes, diciéndoles: Subid al Carmelo, e id a casa de Nabal; saludadle de mi parte cortésmente,