Con eso se retiró toda la gente a comer y beber, y a repartir porciones y celebrar una gran fiesta, por haber entendido las palabras que se lers habían explicado.
Jeremías 15:16 - Biblia Torres Amat 1825 Yo hallé tu divina palabra, y me alimenté con ella; y en tu palabra hallé el gozo mío y la alegría de mi corazón; porque yo llevo el nombre de profeta tuyo, ¡oh Señor Dios de los ejércitos! Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando descubrí tus palabras las devoré; son mi gozo y la delicia de mi corazón, porque yo llevo tu nombre, oh Señor Dios de los Ejércitos Celestiales. Biblia Católica (Latinoamericana) Cuando me llegaban tus palabras, yo las devoraba. Tus palabras eran para mí gozo y alegría, porque entonces hacías descansar tu Nombre sobre mí, ¡oh, Yavé Sabaot! La Biblia Textual 3a Edicion Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; Y tu Palabra° fue para mí el gozo y la alegría de mi corazón, Porque tu Nombre es invocado sobre mí, ¡Oh YHVH, ’Elohim Sebaot! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Aparecían tus palabras y yo las devoraba; tu palabra era mi gozo y la alegría de mi corazón, pues sobre mí se invocaba tu nombre, Yahveh, Dios Sebaot. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Se hallaron tus palabras, y yo las comí; y tus palabras fueron para mí el gozo y la alegría de mi corazón; porque soy llamado por tu nombre, oh Jehová Dios de los ejércitos. |
Con eso se retiró toda la gente a comer y beber, y a repartir porciones y celebrar una gran fiesta, por haber entendido las palabras que se lers habían explicado.
He observado siempre los preceptos que han salido de sus labios, depositando en mi corazón las palabras de su boca.
He adquirido los testimonios de tu ley, para que sean eternamente mi patrimonio; pues son ellos la alegría de mi corazón.
Mejor es para mí la ley que salió de tu boca, que millones de oro y plata.
¡Cuán amable me es tu ley!, ¡oh Señor! todo el día es materia de mi meditación.
Son más codiciables que la abundancia de oro y de piedras preciosas; más dulces que la miel y el panal.
¿Por qué has de ser para tu pueblo como un hombre que va divagando, o como un campeón sin fuerzas para salvar? Ello es, ¡oh Señor!, que tú habitas entre nosotros, y nosotros llevamos el nombre de pueblo tuyo; no nos abandones, pues.
Tú, ¡oh hijo de hombre!, escucha todo aquello que te digo; y no seas rebelde, como lo es esta familia: Abre tu boca, y come todo lo que te doy.
Pues la casa de Jacob va diciendo: Qué, ¿por ventura se ha disminuido el espíritu misericordioso del Señor, o pueden ser tales sus designios? Pero ¿acaso no hablo yo, responde Dios, con benignidad a aquellos que andan por el recto camino?