se le entraron a Noé en el Arca , de dos en dos, macho y hembra de toda carne, en que había espíritu de vida.
Génesis 7:16 - Biblia Torres Amat 1825 Y los que entraron, entraron macho y hembra de toda especie, como Dios se lo había mandado: y el Señor le cerró por la parte de afuera. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le había mandado Dios; y Jehová le cerró la puerta. Biblia Nueva Traducción Viviente Entraron un macho y una hembra de cada especie, tal como Dios había ordenado a Noé. Luego el Señor cerró la puerta detrás de ellos. Biblia Católica (Latinoamericana) Y los que entraban eran un macho y una hembra de cada especie, que iban llegando según la orden de Dios.
Y Yavé cerró la puerta del arca detrás de Noé. La Biblia Textual 3a Edicion Y los que llegaron, macho y hembra de toda carne, entraron tal como lo había ordenado ’Elohim. Y YHVH cerró por él.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y los que entraron fueron macho y hembra de toda carne. Entraron como Dios había ordenado a Noé. Y Yahveh cerró la puerta tras él. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y los que entraron, macho y hembra de toda carne entraron, como le había mandado Dios. Y Jehová le cerró la puerta. |
se le entraron a Noé en el Arca , de dos en dos, macho y hembra de toda carne, en que había espíritu de vida.
Entonces vino el diluvio por espacio de cuarenta días sobre la tierra: y crecieron las aguas, e hicieron subir el arca muy en alto sobre la tierra.
se le entraron a Noé en el Arca de dos en dos, macho y hembra, como el Señor lo tenía ordenado a Noé .
Lo que él destruyere, nadie podrá reedificarlo. Si tuviere encerrado a un hombre, nadie podrá abrirle.
Por eso no temeremos aun cuando se conmueva la tierra, y sean trasladados los montes al medio del mar.
Mientras iban éstas a comprarlo, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas, y se cerró la puerta.
Y después que el padre de familia hubiere entrado y cerrado la puerta, empezaréis, estando fuera, a llamar a la puerta diciendo: ¡Señor, Señor, ábrenos!, y él os responderá: No os conozco, ni sé de dónde sois.
Arriba en lo más alto de los cielos está su morada y llegan acá abajo sus brazos o poder eterno. Arrojará de tu presencia al enemigo, y le dirá: Quédate reducido a polvo.
Esto es lo que debe transportaros de gozo, si bien ahora por poco tiempo conviene que seáis afligidos con varias tentaciones,