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Éxodo 5:21 - Biblia Torres Amat 1825

y les dijeron: Atienda el Señor a esto que nos pasa, y juzgue; pues vosotros nos habéis hecho abominables a los ojos del faraón y de sus servidores, y habéis puesto en su mano el cuchillo para que nos degüelle.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

les dijeron: Mire Jehová sobre vosotros, y juzgue; pues nos habéis hecho abominables delante de Faraón y de sus siervos, poniéndoles la espada en la mano para que nos maten.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Los jefes de cuadrilla les dijeron: «¡Que el Señor los juzgue y los castigue por habernos hecho repugnantes a los ojos del faraón y sus funcionarios! ¡Ustedes mismos les pusieron una espada en la mano, les dieron una excusa para que nos maten!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

y les dijeron: 'Que Yavé examine y juzgue. Por culpa de ustedes Faraón y sus capataces nos han tomado odio. Ustedes han puesto la espada en sus manos para matarnos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

y les dijeron: Que YHVH os mire y juzgue, pues habéis hecho heder nuestro aliento a ojos de Faraón y de sus servidores,° poniéndoles en su mano una espada para que se nos mate.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

les dijeron: 'Que Yahveh os mire y juzgue. Nos habéis hecho odiosos al Faraón y a sus servidores, y habéis puesto la espada en sus manos para que nos maten'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

les dijeron: Mire Jehová sobre vosotros, y juzgue; pues habéis hecho heder nuestro olor delante de Faraón y de sus siervos, dándoles la espada en las manos para que nos maten.

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Lòt tradiksyon



Éxodo 5:21
19 Referans Kwoze  

Y dijo Sarai a Abram: Mal te portas conmigo; yo te di a mi esclava por mujer, la cual viéndose encinta, me mira ya con desprecio; el Señor sea juez entre mí y entre ti.


el Dios de Abrahán, y el Dios de Nacor, el Dios de sus padres sea nuestro juez. Juró, pues, Jacob por el Dios temido y reverenciado de su padre Isaac;


Ejecutadas osadamente todas estas cosas, dijo Jacob a Simeón y a Leví: Me habéis puesto en un conflicto, y hecho odioso a los cananeos y ferezeos, moradores de esta tierra. Nosotros somos pocos: ellos, reunidos, cargarán sobre mí, y seré exterminado con toda mi familia.


Mas los amonitas reflexionando en la injuria hecha a David, tomaron a su sueldo veinte mil infantes de la Siria de Rohob y de la Siria de Soba, mil hombres del rey de Maaca y doce mil de Istob.


Pero considerando los amonitas, así Hanón como todo el pueblo, la injuria que habían hecho a David, enviaron mil talentos de plata para tomar a sueldo tropas de las que iban en carros de guerra, y gente de a caballo de la Mesopotamia, y de la Siria de Maaca, y de Soba.


Y clamaron al Señor, y dijeron a Moisés: ¿Acaso faltaban sepulturas en Egipto, para que nos hayas traído a que muriésemos en el desierto? ¿Qué designio ha sido el tuyo en sacarnos de Egipto?


Aquí murmuró el pueblo contra Moisés, diciendo: ¿Qué beberemos?


Y murmuró en aquel desierto contra Moisés y Aarón el pueblo de los hijos de Israel.


Y creyó el pueblo. Y entendieron que el Señor venía a visitar a los hijos de Israel por haber vuelto los ojos a su tribulación; y postrados en tierra, le adoraron.


Y al salir de la presencia del faraón, fueron a encontrar a Moisés y Aarón, los cuales estaban aguardando allí cerca,


Refirió, pues, Moisés, todas estas cosas a los hijos de Israel; los cuales no le dieron crédito, angustiados como estaban en extremo, y agobiados con el exceso de las faenas.


Las moscas muertas en el perfume, donde han caído, echan a perder su fragancia; del mismo modo que una pequeña y momentánea imprudencia es mengua de la sabiduría y de la gloria más brillante.


Porque inútil y en vano será el auxilio que les preste Egipto; por lo mismo clamé yo sobre eso, diciendo: No es más que soberbia, no te muevas.


Y arrojaré lejos de vosotros a aquel enemigo que vino del septentrión, y lo echaré a un país despoblado y desierto: su vanguardia hacia el mar de oriente; y la retaguardia hacia el mar más distante; y allí se pudrirá y despedirá fétido olor por haber obrado con tanta soberbia.


Sin embargo, todos los hombres que han visto la majestad mía, y los prodigios que tengo hechos en Egipto y en el desierto, y me han tentado ya por diez veces, y no han obedecido a mi voz,


Ojalá hubiéramos muerto en Egipto; y haga el cielo que perezcamos en esta vasta soledad, y no nos introduzca Dios en esa tierra, donde muramos al filo de la espada, y sean llevados cautivos nuestras mujeres y niños. ¿Pues no será mejor volvernos a Egipto?


Y corrió por todo Israel la noticia de que Saúl había destrozado la guarnición de los filisteos; con lo que cobró Israel aliento contra ellos; y acudió con algazara a Saúl en Gálgala.


Por donde Aquis vino a fiarse de David, diciendo entre sí: Muchos son los daños que ha hecho contra su pueblo de Israel; y por lo mismo se quedará ya para siempre adicto a mi servicio.