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Éxodo 20:18 - Biblia Torres Amat 1825

Entretanto todo el pueblo oía las voces o truenos, y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y veía el monte humeando; de lo cual aterrados y despavoridos, se mantuvieron a lo lejos,

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Cuando los israelitas oyeron los truenos y el toque fuerte del cuerno de carnero y vieron los destellos de relámpagos y el humo que salía del monte, se mantuvieron a distancia, temblando de miedo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Mientras tanto, todo el pueblo estaba mirando: todo era truenos, relámpagos y sonido de trompeta en el cerro que humeaba. Al verlo el pueblo temblaba de miedo, y se mantenían a distancia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y todo el pueblo contemplaba los truenos y los relámpagos, y el sonido del shofar, y el monte que humeaba. Y viéndolo el pueblo, se estremecieron y se mantuvieron lejos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos, el sonido del cuerno y la montaña humeante; y viendo todo esto, el pueblo estaba atemorizado y se mantenía a distancia.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Todo el pueblo percibía los truenos y los relámpagos, y el sonido de la trompeta, y la montaña que humeaba. Y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos.

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Lòt tradiksyon



Éxodo 20:18
13 Referans Kwoze  

Puesto ya el sol, sobrevino una oscuridad tenebrosa, y apareció un horno humeando, y una llama viva de fuego que atravesaba por entre los animales divididos.


El cual respondió: He oído tu voz en el paraíso, y he temido y llenádome de vergüenza porque estoy desnudo, y así me he escondido.


En la turbación, dice el Señor, me invocaste, y yo te libré; te oí benigno en la oscuridad de la tormenta; hice prueba de ti junto a las aguas de la contradicción.


¿Acaso piensas tú, dice el Señor, que yo soy Dios sólo de cerca, y no soy Dios desde lejos?


conforme se lo pediste al Señor Dios tuyo en Horeb, cuando se juntó con todo el pueblo diciendo: No oiga yo otra vez la voz del Señor Dios mío, ni vea más este fuego espantoso, porque no muera.


El te hizo oír su voz desde el alto cielo para enseñarte, y en la tierra te mostró su terrible fuego, y oíste sus palabras que salían de en medio del fuego.


Mas vosotros, después que oísteis aquella voz de en medio de las tinieblas y visteis arder el monte, acudisteis a mí todos los jefes de las tribus y los ancianos, y dijisteis:


Ahora pues: ¿por qué nos hemos de exponer a morir, y a que nos devore este terrible fuego? Puesto que si proseguimos más oyendo la voz de Dios nuestro Señor, nos costará la vida.


Mejor es que tú te acerques, y oigas todas las cosas que te dijere el Señor Dios nuestro. Tú nos las dirás después a nosotros; y nosotros habiéndolas oído, las cumpliremos.


Yo fui en aquel tiempo intérprete y medianero entre el Señor y vosotros para anunciaros sus palabras; porque temisteis aquel gran fuego y no subisteis al monte. Y dijo: