Bajó, pues, Moisés del monte, y llegando al pueblo le purificó; y después que lavaron sus vestidos,
Éxodo 19:13 - Biblia Torres Amat 1825 No le ha de tocar mano de hombre alguno, sino que ha de morir apedreado o asaetado; ya fuere bestia, ya hombre, perderá la vida. Mas cuando comenzare a sonar la bocina, salgan entonces hacia el monte. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 No lo tocará mano, porque será apedreado o asaeteado; sea animal o sea hombre, no vivirá. Cuando suene largamente la bocina, subirán al monte. Biblia Nueva Traducción Viviente Ninguna mano puede tocar a la persona o al animal que traspase el límite, sino que esa persona morirá apedreada o atravesada con flechas. Ellos tendrán que morir”. Sin embargo, cuando se oiga un toque prolongado del cuerno de carnero entonces el pueblo podrá subir al monte». Biblia Católica (Latinoamericana) Que nadie ponga las manos sobre el culpable, sino que sea apedreado o flechado; sea hombre o animal, no debe vivir más. Solamente cuando se oiga el toque de cuerno algunos podrán subir. La Biblia Textual 3a Edicion No lo tocará mano alguna, pues ciertamente será apedreado o asaeteado. Sea animal o sea hombre, no vivirá.° Cuando resuene prolongadamente la corneta,° ellos subirán al monte. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ninguna mano tocará al culpable, sino que será lapidado o asaeteado. Sea animal o sea hombre, no quedará con vida. Cuando el cuerno dé un toque prolongado, podrán subir ellos al monte'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) No le tocará mano, mas será apedreado o asaeteado; sea animal o sea hombre, no vivirá. Cuando suene largamente la trompeta, ellos subirán al monte. |
Bajó, pues, Moisés del monte, y llegando al pueblo le purificó; y después que lavaron sus vestidos,
Ya que era venido el día tercero y rayaba el alba, de repente principiaron a oírse truenos, y a relucir los relámpagos, y se cubrió el monte de una densísima nube, y el sonido de la bocina resonaba con grandísimo estruendo; con lo que se atemorizó el pueblo, que estaba dentro de los campamentos.
De donde sacado por Moisés para salir a recibir a Dios, se pararon todos a las faldas del monte.
Al mismo tiempo el sonido de la bocina cada vez se sentía más recio, y se extendía a mayor distancia. Moisés hablaba, y Dios le respondía.
Ninguno suba contigo, ni aparezca nadie en todo el monte: ni aun los bueyes y ovejas pazcan enfrente de él.
En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, al son de la última trompeta: porque sonará la trompeta, y los muertos resucitarán en un estado incorruptible, y entonces nosotros seremos transformados.
Después, nosotros los vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados con ellos sobre nubes al encuentro de Cristo en el aire, y así estaremos con el Señor eternamente.
Y era tan espantoso lo que se veía, que dijo Moisés: Despavorido estoy y temblando.
Saliendo entonces de repente los hijos de Israel de donde estaban escondidos, acuchillaron a los benjamitas que tenían delante de ellos; y entraron en la ciudad y la pasaron a cuchillo.