El es el sabio de corazón y el fuerte y poderoso. ¿Quién jamás le resistió que quedase en paz?
Éxodo 15:7 - Biblia Torres Amat 1825 Y con la grandeza de tu gloria y poderío has derribado a tus adversarios. Enviaste los instrumentos de tu cólera, la cual los ha devorado como el fuego a una paja. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y con la grandeza de tu poder has derribado a los que se levantaron contra ti. Enviaste tu ira; los consumió como a hojarasca. Biblia Nueva Traducción Viviente Con la grandeza de tu majestad, derribas a los que se levantan contra ti. Desatas tu ardiente furia y los consume como a paja. Biblia Católica (Latinoamericana) Tu Gloria derriba a tus adversarios,
despachas tu furor y los devora como paja. La Biblia Textual 3a Edicion Con la grandeza de tu majestad, Derribas tus oponentes, Enviaste tu furor, Los tragó como a hojarasca. Biblia Serafín de Ausejo 1975 por la grandeza de tu gloria derribas a tus adversarios, desatas tu furor y los devora como paja. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y con la grandeza de tu poder has derribado a los que se levantaron contra ti: Enviaste tu furor; los consumió como a hojarasca. |
El es el sabio de corazón y el fuerte y poderoso. ¿Quién jamás le resistió que quedase en paz?
En el día de la desolación serán enviados a la perdición, por la ira de Dios, que los consumirá, y quedarán exterminados. Entonces sabrán que Dios reinará sobre Jacob hasta en los últimos términos de la tierra.
El cual se elevó al más alto de los cielos, desde el oriente. Sabed que desde allí hará que su voz sea una voz todopoderosa.
Agítalos, ¡oh Dios mío!, como a una rueda, o como la hojarasca al soplo del viento;
Luego que Moisés extendió la mano sobre el mar, se volvió éste a su sitio al rayar el alba; y huyendo los egipcios, las aguas los sobrecogieron, y el Señor los envolvió en medio de las olas.
Se esparció, pues, el pueblo por toda la tierra de Egipto para recoger paja.
Que a este fin te he conservado o sufrido para mostrar en ti mi poderío, por donde mi nombre sea celebrado en todo el mundo.
Es verdad, Señor, que los reyes de los asirios asolaron aquellas naciones y sus tierras;
Por medio de tus siervos has ultrajado al Señor y has dicho: Yo con todos mis carros de guerra he subido a las alturas de los montes, sobre las cordilleras del Líbano; y cortaré sus más empinados cedros y sus más robustos abetos; y llegaré a su más alta cima, y entraré en el bosque de su famoso Carmelo.
Pero tú, ¡oh Ezequías !, tendrás por señal esto que ahora oirás: Por este año come lo que de sí espontáneamente dará la tierra, en el segundo, mantente de las frutas; pero al tercero, sembrad y segad, y plantad viñas, y comed sus frutos.
Por lo que se fue de allí Sennaquerib, rey de los asirios, y marchó y se volvió a su residencia de Nínive.
En aquellos días, Ezequías enfermó de muerte; y entró a visitarlo el profeta Isaías, hijo de Amós, y le dijo: Esto dice el Señor: Dispón de las cosas de tu casa; porque vas a morir, y estás al fin de tu vida.
He aquí que se han vuelto como paja, el fuego los ha devorado; no librarán su vida de la violencia de las llamas; éstas no dejarán brasas con las que se calienten las gentes, ni hogar ante el cual se sienten.
Y aparecerán los corderos según su costumbre, y los extranjeros disfrutarán de los campos desiertos convertidos en fértiles campiñas.
Por esta causa el furor del Señor se encendió contra su pueblo, y extendió su mano sobre él, y lo hirió, y los montes se estremecieron, y sus cadáveres yacen tendidos como basura en medio de las plazas. Y no se ha aplacado su furor con todas estas cosas; todavía está levantada su mano justiciera.
¡Oh Señor!, no hay nadie semejante a ti. Grande eres tú, y grande es el poder de tu Nombre.
Pero al presente se han reunido contra ti muchas gentes, las cuales dicen: Muera apedreada, y vean nuestros ojos la ruina de Sión.
Y saldrá después el Señor, y peleará contra aquellas naciones, como peleó en el día de aquella batalla.
Y en aquel día brotarán aguas vivas en Jerusalén , la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental: serán perennes en verano y en invierno.
Porque esto dice el Señor de los ejércitos; el cual, después de restituida vuestra gloria, me enviará a las naciones que os despojaron (porque quien os tocare a vosotros, toca en las niñas de mis ojos).
Porque he aquí que llegará aquel día semejante a un horno encendido, y todos los soberbios y todos los impíos serán como estopa; y aquel día que debe venir los abrasará, dice el Señor de los ejércitos, sin dejar de ellos raíz ni retoño alguno.
El tiene en sus manos la pala, y limpiará perfectamente su era; y su trigo lo meterá en el granero; mas las pajas quemarás en un fuego inextinguible.
Y cayendo en tierra asombrado oyó una voz que le decía: ¡Saulo, Saulo!, ¿por qué me persigues?
No hay otro Dios como el Dios del rectísimo o muy amado Israel. El que está sentado sobre los cielos es tu protector. Su gran poder es el que hace correr las nubes de una parte a otra.