Replicó el ángel del Señor: Vuélvete a tu ama, y ponte humilde a sus órdenes.
Efesios 6:5 - Biblia Torres Amat 1825 Siervos, obedeced a vuestros señores temporales con temor y respeto, con sencillo corazón, como a Cristo , Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; Biblia Nueva Traducción Viviente Esclavos, obedezcan a sus amos terrenales con profundo respeto y temor. Sírvanlos con sinceridad, tal como servirían a Cristo. Biblia Católica (Latinoamericana) Siervos, obedezcan a sus patrones de este mundo con respeto y responsabilidad, con corazón sincero, como quien obedece a Cristo. La Biblia Textual 3a Edicion Los siervos: Obedeced a los señores según la carne, con temor y temblor, con sinceridad de corazón, como al Mesías; Biblia Serafín de Ausejo 1975 Esclavos, obedeced a vuestros amos en la tierra, con sumisión y respeto, en la sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; Biblia Reina Valera Gómez (2023) Siervos, obedeced a vuestros amos según la carne con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo. |
Replicó el ángel del Señor: Vuélvete a tu ama, y ponte humilde a sus órdenes.
Bien sé, Dios mío, que tú sondeas los corazones y que amas la sencillez; y por eso con sencillez de corazón he ofrecido gozoso todas estas cosas, y he visto cómo tu pueblo, que está aquí congregado te ha ofrecido sus dones con gran alegría.
Como los ojos de los siervos están mirando siempre las manos o insinuaciones de sus amos, como la esclava tiene fijos sus ojos en las manos de su señora, así nuestros ojos están clavados en el Señor Dios nuestro, para moverle a que se apiade de nosotros.
Guíame Señor, por tus sendas, y yo caminaré según tu verdad; alégrese mi corazón de modo que respete tu Nombre.
Honra a su padre el hijo, y el siervo honra a su señor, pues si yo soy vuestro padre, ¿dónde está la honra que me corresponde? Y si yo soy vuestro Señor, ¿dónde está la reverencia que me es debida?, dice el Señor de los ejércitos a vosotros, los sacerdotes que despreciáis mi Nombre, y decís: ¿En qué hemos despreciado tu Nombre?
Antorcha de tu cuerpo son tus ojos: si tu ojo fuere puro, o estuviere limpio, todo tu cuerpo estará iluminado.
Nadie puede servir a dos señores; porque o tendrá aversión al uno y amor al otro, o si se sujeta al primero, mirará con desdén el segundo. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
Pues aun yo, que no soy más que un hombre sujeto a otros, tengo soldados a mi mando, digo al uno: Marcha, y él marcha, y al otro: Ven, y viene; y a mi criado: Haz esto, y lo hace.
Asistiendo asimismo cada día largos ratos al templo, unidos con un mismo espíritu, y partiendo el pan por las casas de los fieles, tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón,
hasta desear yo mismo ser apartado de Cristo por la salud de mis hermanos, que son mis deudos según la carne,
Y mientras estuve ahí entre vosotros, estuve siempre con mucha pusilanimidad, o humillación, mucho temor, y en continuo susto;
Pues aquel que siendo esclavo es llamado al servicio del Señor, se hace liberto del Señor; y de la misma manera aquel que es llamado siendo libre, se hace esclavo de Cristo .
Porque toda nuestra gloria consiste en el testimonio que nos da la conciencia de haber procedido en este mundo con sencillez de corazón y sinceridad delante de Dios, no con la prudencia de la carne, sino según la gracia de Dios o espíritu de la buena nueva, y especialmente entre vosotros.
y así es que se aumenta el entrañable amor que os tiene, cada vez que se acuerda de la obediencia de todos vosotros y del respetuoso temor y filial reverencia con que le recibisteis.
La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con un amor puro e incorruptible. Amén.
Por lo cual, carísimos míos, (puesto que siempre habéis sido obedientes a mi doctrina, sedlo ahora) trabajad con temor y temblor en la obra de vuestra salvación, no sólo como en mi presencia, sino mucho más ahora en ausencia mía.
Ahora bien, si me tienes por íntimo compañero tuyo, acógele como a mí mismo.
Ahora, pues, yo os digo: Temed al Señor y servidle con un corazón bien perfecto y sincero, y quitad de en medio de vosotros los dioses a quienes sirvieron vuestros padres en Mesopotamia y en Egipto y servid a solo el Señor.
El adorno de las cuales no ha de ser por de fuera con los rizos del cabello, ni con dijes de oro, ni gala de vestidos.