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Eclesiastés 8:6 - Biblia Torres Amat 1825

Tiene cada cosa su tiempo y sazón; mas es grande la pena del hombre al querer saberlo,

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Porque para todo lo que quisieres hay tiempo y juicio; porque el mal del hombre es grande sobre él;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

pues hay un tiempo y un modo para cada cosa, incluso cuando uno está en apuros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Pues hay para cosa un tiempo y un criterio.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Porque para cada asunto hay un tiempo y un juicio. Ciertamente el mal que gravita sobre el hombre es grande,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Para todo, en efecto, hay un tiempo y un modo. Es grande el mal que pesa sobre el hombre,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Porque para todo lo que se quiere hay tiempo y juicio; por tanto, la aflicción del hombre es grande sobre él.

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Eclesiastés 8:6
14 Referans Kwoze  

Aunque encubras estas cosas en tu corazón, yo sé bien que todas las tienes presentes.


para retraer a cada uno del mal que hace, y librarle de la soberbia,


Asimismo le corrige con dolores en el lecho, y hace que se le sequen todos sus huesos.


Gózate, pues, ¡oh joven disoluto!, en tu mocedad; disfrute de los bienes tu alma en los floridos días de tu juventud; sigue las inclinaciones de tu corazón y lo que agrada a tus ojos; pero sábete que de todas esas cosas te pedirá Dios cuenta en el día en que te juzgue.


Todas las cosas tienen su tiempo, y todo lo que hay debajo del cielo pasa en el término que se le ha prescrito.


Todas las cosas que hizo Dios son buenas, usadas a su tiempo; y el Señor entregó al mundo a las vanas disputas de los hombres; de suerte que ninguno de ellos puede entender perfectamente las obras que Dios creó desde el principio hasta el fin.


y he dicho luego en mi corazón: Dios ha de juzgar algún día al justo y al impío; y entonces será el tiempo de ordenar todas las cosas.


Y después que el padre de familia hubiere entrado y cerrado la puerta, empezaréis, estando fuera, a llamar a la puerta diciendo: ¡Señor, Señor, ábrenos!, y él os responderá: No os conozco, ni sé de dónde sois.