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Eclesiastés 5:1 - Biblia Torres Amat 1825

Considera la santidad del lugar en que pones tus pies cuando entras en la Casa de Dios; y acércate con ánimo de obedecerle. Porque mucho mejor es la obediencia de los humildes que los sacrificios de los insensatos y obstinados pecadores; los cuales no saben ellos cuánto mal hacen.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Cuando entres en la casa de Dios, abre los oídos y cierra la boca. El que presenta ofrendas a Dios sin pensar hace mal.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

No hables demasiado rápido, no te precipites en tu decisión cuando te comprometas delante de Dios, porque Dios está en el Cielo y tú, en la tierra: no te comprometas demasiado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Cuando vayas a la Casa de Dios guarda tu pie, y acércate más para oír, que para ofrecer el sacrificio de los necios, porque no saben que hacen mal.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

No te precipites con la lengua, ni se apresure tu corazón a proferir una palabra ante Dios, porque Dios está en el cielo, y tú en la tierra. Por ello, sé parco en palabras.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Cuando vayas a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios, porque no saben que hacen mal.

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Lòt tradiksyon



Eclesiastés 5:1
28 Referans Kwoze  

Mas al verse tan poderoso se enfrió su corazón para ruina suya, y despreció a su Señor Dios; y habiendo entrado en el templo del Señor, quiso ofrecer allí incienso sobre el altar de los perfumes.


Pues qué, ¿el que mucho habla, no escuchará también? ¿O bastará al hombre ser gran hablador para justificarse?


¿No es así que pensando tú que es Dios más alto que el cielo, y que sobrepuja la mayor elevación de las estrellas,


¿a Dios, al cual ensalza y glorifica toda la corte de los santos, grande y terrible sobre todos los que asisten en torno de él?


No te acerques acá, prosiguió el Señor: quítate el calzado de los pies, porque la tierra que pisas es santa.


Harás también una concha o pila de bronce, elevada sobre una basa, para que sirva para el lavatorio, y la colocarás entre el Tabernáculo del Testimonio y el altar de los holocaustos. Y echada agua,


En el mucho hablar no faltará pecado; mas quien sus labios refrena, es hombre muy prudente.


Detesta el Señor las víctimas de los impíos; lo aplacan los votos de los justos.


Abominables son las víctimas de los impíos, pues son frutos de iniquidad.


Aquel que me inmola un buey es como el que degollase un hombre; el que sacrifica un cordero, es como quien descabezase un perro; el que hace una ofrenda, es como quien me presentase la sangre de cerdo; el que se acuerda de ofrecerme incienso, es como quien bendijese u honrase a un ídolo. En efecto, todas estas cosas prohibidas en mi ley han elegido ellos, según sus antojos; y su alma ha puesto sus delicias en estas abominaciones.


Dijo entonces Moisés a Aarón: Esto es lo que tiene dicho el Señor: Yo haré conocer mi santidad en los que se llegan a mí, y a vista de todo el pueblo seré glorificado. Lo que oyendo Aarón, no habló palabra.


Al punto, pues, envié por ti, y tú me has hecho la gracia de venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en tu presencia, para escuchar cuanto el Señor te haya mandado decirnos.


Eran éstos de mejor índole que los de Tesalónica, y así recibieron la palabra de Dios con gran ansia y ardor, examinando atentamente todo el día las Escrituras, para ver si era cierto lo que se les decía.


¿No tenéis vuestras casas para comer allí y beber?, ¿o venís a profanar la Iglesia de Dios, y avergonzar a los pobres, que no tienen nada? ¿Qué os diré sobre eso? ¿Os alabaré? En eso no puedo alabaros.


sino antes bien una horrenda expectación del juicio y del fuego abrasador, que ha de devorar a los enemigos de Dios.


Porque la ira del hombre no se compadece con la justicia de Dios.


Quítate, le dijo, el calzado de tus pies; pues el lugar que pisas es santo. Y lo hizo Josué como se lo había mandado.