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Eclesiastés 2:1 - Biblia Torres Amat 1825

Entonces dije yo en mi corazón: Iré a bañarme en delicias, y a gozar de los bienes presentes. Mas luego eché de ver que también esto es vanidad.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Me dije: «Vamos, probemos los placeres. ¡Busquemos “las cosas buenas” de la vida!»; pero descubrí que eso también carecía de sentido.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Me dije: '¡Vamos, encontremos la alegría, y que yo pruebe la felicidad!' Pero eso también no es más que un viento.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Dije en mi corazón: ¡Ven pues, te probaré con el placer! ¡Prueba la felicidad! Pero he aquí también esto era vanidad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Entonces me dije: '¡Voy a probar la alegría, a gustar el placer!'. Pero también eso es vanidad.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás del placer. Mas he aquí esto también era vanidad.

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Lòt tradiksyon



Eclesiastés 2:1
27 Referans Kwoze  

Ea, pues, descendamos, y confundamos allí mismo su lengua, de manera que el uno no entienda el habla del otro.


El rey de Siria le respondió: Anda en hora buena; que yo escribiré al rey de Israel. Partió, pues, llevando consigo diez talentos de plata, con seis mil monedas de oro y diez mudas de vestidos;


Pues él ha dicho en su corazón: Nunca jamás seré yo derrocado; viviré siempre libre de todo infortunio.


Dijo en su corazón el insensato: No hay Dios. Los hombres se han corrompido, y se han hecho abominables por seguir sus pasiones; no hay quien obre bien, no hay uno siquiera.


Contigo ha hablado mi corazón; en busca de ti han andado mis ojos. ¡Oh, Señor! tu cara es la que yo busco.


Mezclada anda la risa con el llanto; el término del gozo es el dolor.


Gózate, pues, ¡oh joven disoluto!, en tu mocedad; disfrute de los bienes tu alma en los floridos días de tu juventud; sigue las inclinaciones de tu corazón y lo que agrada a tus ojos; pero sábete que de todas esas cosas te pedirá Dios cuenta en el día en que te juzgue.


En suma, nunca negué a mis ojos nada de cuanto desearon; ni vedé a mi corazón el que gozase de todo género de deleites, y se recrease en las cosas que tenía yo preparadas; antes bien juzgué ser esta mi suerte el disfrutar de mi trabajo o industria.


Por lo que dije en mi corazón: Si yo he de morir lo mismo que el necio, ¿de qué me sirve haberme aplicado con mayor desvelo a la sabiduría? Y discurriendo para conmigo, inferí que aun esto por sí solo era vanidad.


¿Quién podrá regalarse y abundar en delicias tanto como yo? Y con todo soy infeliz.


Y así el corazón de los sabios está contento en la casa donde hay tristeza, y el corazón de los necios donde hay diversión.


Por tanto alabé la alegría del justo; visto que no hay bien para el hombre en esta vida, sino el comer y beber moderadamente, y estar contento, y que esto es lo que únicamente sacará de su trabajo en los días de su vida que le ha concedido Dios en la tierra.


Y la dejaré que se convierta en un erial; no será podada ni cavada, y crecerán en ella zarzas y espinas, y mandaré a las nubes que no lluevan gota sobre ella.


Pero he aquí que vosotros todos estáis encendiendo el fuego de la venganza divina, y estáis ya rodeados de llamas. Caminad, pues, a la luz de vuestro fuego y de las llamas que habéis encendido. Mi mano vengadora es la que así os trata; yaceréis entre dolores.


El Señor Dios me abrió los oídos, y yo no me resistí, no me volví atrás.


con lo que diré a mi alma: ¡Oh alma mía!, ya tienes muchos bienes de repuesto para muchísimos años: Descansa, come, bebe, y date buena vida.


Hubo cierto hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino finísimo: y tenía cada día espléndidos banquetes.


Y cuando estaba en los tormentos, levantando los ojos vio a lo lejos a Abrahán y a Lázaro en su seno,


Pero después que Dios, nuestro salvador , ha manifestado su benignidad y amor para con los hombres,


Esto decís vosotros, que ignoráis lo que sucederá mañana.


Podridos están vuestros bienes, y vuestras ropas han sido roídas de la polilla.


Vosotros habéis condenado al inocente, y le habéis muerto, sin que os haya hecho resistencia alguna.