las cuales se tragaron a las primeras con toda su lozanía. He referido a los adivinos el sueño, y no hay quien me lo declare.
Daniel 4:7 - Biblia Torres Amat 1825 Entonces fueron introducidos a mi presencia los adivinos, los magos, los caldeos y los agoreros, y referí yo el sueño ante ellos; mas no supieron darme la interpretación de él; Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y vinieron magos, astrólogos, caldeos y adivinos, y les dije el sueño, pero no me pudieron mostrar su interpretación, Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando se presentaron los magos, los brujos, los astrólogos y los adivinos, les conté el sueño, pero no pudieron explicarme el significado. Biblia Católica (Latinoamericana) Estaba acostado y tuve esta visión: había en el centro de la tierra un árbol que tenía gran altura. La Biblia Textual 3a Edicion Vinieron, pues, magos, astrólogos, caldeos y adivinos, y referí el sueño delante de ellos, pero no me pudieron mostrar su interpretación, Biblia Serafín de Ausejo 1975 'Estaba contemplando en mi lecho las visiones de mi mente, cuando de pronto vi un árbol, de enorme altura, en el centro de la tierra. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y vinieron magos, astrólogos, caldeos, y adivinos; y dije el sueño delante de ellos, mas ellos no me dieron a conocer su interpretación; |
las cuales se tragaron a las primeras con toda su lozanía. He referido a los adivinos el sueño, y no hay quien me lo declare.
siendo ya de día, despavorido, mandó llamar a todos los adivinos de Egipto, y a los sabios todos; y estando juntos, les contó el sueño, y no había quien le interpretase.
Vi yo al impío sumamente ensalzado, y empinado como los cedros del Líbano.
Yo soy el que llevo a efecto la palabra de mi siervo, y cumplo los oráculos de mis enviados o profetas; el que digo a Jerusalén destruida: Habitada serás algún día; y a las ciudades de Judá: Seréis reedificadas, y yo poblaré vuestros desiertos.
Depón ese orgullo; mira a Asur, que cual cedro sobre el Líbano, de hermosos ramos y frondosas hojas, y de sublime altura, elevaba su copa en medio de sus densas ramas.
algunos niños que no tuviesen ningún defecto, de bella presencia y completamente instruidos, adornados con conocimientos científicos, y bien educados, y dignos, en fin, de estar en el palacio del rey, y que les enseñase la lengua y las letras o ciencias de los caldeos.
A esto dijeron los caldeos, respondiendo al rey: No hay hombre sobre la tierra, ¡oh rey!, que pueda cumplir tu mandato; ni hay rey alguno grande y poderoso que demande tal cosa a ningún adivino, mago o caldeo,
A lo que respondió Daniel al rey, diciendo: El secreto que el rey desea descubrir, no se lo pueden declarar al rey los sabios, ni los magos, ni los adivinos, ni los astrólogos.
Le respondieron otra vez ellos, diciendo: Refiera el rey su sueño a sus siervos, y le declararemos su significado.
Y súbito en el mismo momento fueron algunos caldeos a acusar a los judíos;
Esto en sueños, yo Nabucodonosor rey vi; tú, pues, ¡oh Baltasar!, dime luego su significado; porque los sabios todos de mi reino no han sabido decírmelo; pero tú puedes, pues reside en ti el espíritu de los santos dioses.
Gritó, pues, en alta voz el rey que hiciesen venir los magos, y los caldeos, y los adivinos. Y comenzó el rey a decir a los sabios de Babilonia: Cualquiera que leyere esta escritura, y me declare su significado, será revestido de púrpura, y llevará collar de oro en su cuello, y será la tercera persona de mi reino.
Vinieron, pues, los sabios del reino, y no pudieron ni leer la escritura, ni indicar al rey su significado.