Daniel 10:11 - Biblia Torres Amat 1825 Y él me dijo: Daniel, varón de deseos, atiende a las palabras que yo te hablo, y ponte en pie; pues yo vengo ahora enviado a ti. Y así que él me hubo dicho estas palabras, me puse en pie, temblando. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces el hombre me dijo: «Daniel, eres muy precioso para Dios, así que presta mucha atención a lo que tengo que decirte. Ponte de pie, porque me enviaron a ti». Cuando me dijo esto, me levanté, todavía temblando. Biblia Católica (Latinoamericana) El hombre me dijo: 'Daniel, toma en serio las palabras que te digo y manténte de pie, he sido enviado hasta ti porque tú eres amado de Dios'. Cuando me hubo hablado así, pude ponerme de pie aunque seguía temblando. La Biblia Textual 3a Edicion Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie, porque a ti he sido enviado ahora. Y cuando me hubo dicho esa palabra, me puse en pie temblando. Biblia Serafín de Ausejo 1975 y me dijo: 'Daniel, hombre apreciado, fíjate en las palabras que voy a decirte y ponte de pie en el lugar en que estás, pues ahora he sido enviado a ti'. Mientras me decía estas palabras, me puse de pie, temblando. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y levántate sobre tus pies; porque a ti he sido enviado ahora. Y cuando él hablaba conmigo estas palabras, yo me puse de pie, temblando. |
Y el rey se enamorará más de tu beldad; porque él es el Señor Dios tuyo, a quien todos han de adorar.
Levantémonos de mañana para ir a las viñas, miremos si están en cierne las vides, si las flores brotan ya los frutos, si florecen los granados; allí te abriré con más libertad mi corazón.
Y si se hallaren en ella estos tres hombres, Noé , Daniel y Job, ellos por su justicia librarán sus vidas, dice el Señor de los ejércitos.
Esta visión era una semejanza de la gloria de Dios. Yo la tuve, y me postré atónito sobre mi rostro, y oí la voz de un personaje que hablaba; y me dijo a mí: Hijo de hombre, ponte en pie y hablaré contigo.
y me dijo: No temas, oh varón de deseos; paz sea contigo: Aliéntate, y ten buen ánimo. Y mientras me estaba hablando, yo adquiría valor, y dije: Habla, ¡oh Señor mío!, porque tú me has confortado.
Pan delicado o sabroso no lo probé; carne ni vino no entraron en mi boca, ni me perfumé con ungüento; hasta tanto que fueron cumplidos los días de estas tres semanas.
Ellas, saliendo del sepulcro, echaron a huir, como sobrecogidas que estaban de pavor y espanto, y a nadie dijeron nada, tal era su pasmo.
Estaba uno de ellos, al cual Jesús amaba, recostado a la mesa, con la cabeza casi sobre el seno de Jesús .
Volviéndose Pedro a mirar, vio venir detrás al discípulo amado de Jesús , aquel que en la cena se reclinara sobre su pecho, y había preguntado: Señor, ¿quién es el que te hará traición?
Pero levántate, y ponte en pie; pues para esto te he aparecido, a fin de constituirte ministro y testigo de las cosas que has visto y de otra que te mostraré apareciéndome a ti de nuevo.
El entonces, temblando y despavorido, dijo: Señor, ¿qué quieres que haga?