Florecerá como la palma el varón justo, y descollará cual cedro del Líbano.
Cantares 7:7 - Biblia Torres Amat 1825 La voz de tu garganta así deleita como el más generoso vino. Debido a mi amado para que lo beba, y se saboree en él conservándole entre sus dientes y labios. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Tu estatura es semejante a la palmera, Y tus pechos a los racimos. Biblia Nueva Traducción Viviente Eres esbelta como una palmera y tus pechos son como los racimos de su fruto. Biblia Católica (Latinoamericana) ¡Qué bella eres, qué encantadora,
oh amor, en tus delicias! La Biblia Textual 3a Edicion Tu talle se asemeja a la palmera, Y tus pechos, a sus racimos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¡Qué bella y qué agraciada! ¡Qué delicioso tu amor! Biblia Reina Valera Gómez (2023) Tu estatura es semejante a la palmera, y tus pechos como racimos de uvas. |
Florecerá como la palma el varón justo, y descollará cual cedro del Líbano.
Tú sí, amado mío, que eres el hermoso y el agraciado. De flores es nuestro lecho,
hasta el caer del día, y el declinar de las sombras. Subiré a buscarte al monte de la mirra y al collado del incienso.
Elevada y majestuosa es tu cabeza, como el Carmelo; y los cabellos de ella, como púrpura de rey puesta en flecos.
Yo digo: Subiré a este palmero y cogeré sus frutos, y serán para mí tus pechos como racimos de uvas, y el olor de tu boca, como de manzanas.
Yo soy dichosa porque soy toda de mi amado, y su corazón está siempre inclinado a mí.
Si es como un muro, edifiquémosle encima baluartes de plata; si es como una puerta, reforcémosla con tablas de cedro.
Congratulados, pues con la nueva Jerusalén , y regocijaos con ella todos los que amáis; rebosad con ella de gozo todos cuantos por ella estáis llorando,
Esta estatua ha salido recta y firme, como el tronco de una palmera; pero no habla; y la toman y la llevan donde quieren; porque ella de por sí no puede moverse. No temáis, pues, tales cosas o ídolos, pues que no pueden hacer ni mal ni bien.
y que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, estando arraigados y cimentados en caridad,
hasta que arribemos todos a la unidad de una misma fe y de un mismo conocimiento del Hijo de Dios, al estado de un varón perfecto, a la medida de la edad perfecta según la cual Cristo se ha de formar místicamente en nosotros;