Sirvió, pues, Jacob por Raquel siete años; y aún le parecían pocos días, atendido su grande amor por ella.
Cantares 5:2 - Biblia Torres Amat 1825 Entonces mi amado metió su mano por la ventanilla de la puerta probando si la abriría, y a este ruido que hizo se conmovió mi corazón. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Yo dormía, pero mi corazón velaba. Es la voz de mi amado que llama: Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía, Porque mi cabeza está llena de rocío, Mis cabellos de las gotas de la noche. Biblia Nueva Traducción Viviente Yo dormía, pero mi corazón estaba atento, cuando oí que mi amante tocaba a la puerta y llamaba: «Ábreme, tesoro mío, amada mía, mi paloma, mi mujer perfecta. Mi cabeza está empapada de rocío, mi cabello, con la humedad de la noche». Biblia Católica (Latinoamericana) Yo dormía,
pero mi corazón estaba despierto.
Oí la voz de mi amado que me llamaba:
'Abreme, hermana mía, compañera mía,
paloma mía, preciosa mía;
que mi cabeza está cubierta de rocío,
y mis cabellos, de la humedad de la noche. La Biblia Textual 3a Edicion Ella Yo dormía, pero mi corazón velaba: ¡Una voz! ¡Mi amado está llamando! Él ¡Ábreme, hermana mía, amada mía, Paloma mía, perfecta mía! Porque mi cabeza está empapada de rocío, Y mis cabellos del relente de la noche. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Yo dormía, pero mi corazón velaba. ¡Una voz! Mi amado llama: '¡Ábreme, hermana, amada mía, mi paloma sin mancha; mi cabeza rezuma de rocío; mis bucles, de las gotas de la noche'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Yo dormía, pero mi corazón velaba: La voz de mi amado que llamaba: Ábreme, hermana mía, amada mía, paloma mía, perfecta mía; porque mi cabeza está llena de rocío, mis cabellos de las gotas de la noche. |
Sirvió, pues, Jacob por Raquel siete años; y aún le parecían pocos días, atendido su grande amor por ella.
Bienaventurados los que proceden sin mancilla, los que caminan según la ley del Señor.
Porque yo soy el Señor Dios tuyo, que te saqué de la tierra de Egipto; abre bien tu boca, que yo te saciaré plenamente.
de cedro las vigas de nuestras habitaciones, y de ciprés sus artesonados.
Vosotros, ¡oh amigos!, cazadnos esas zorrillas, que están asolando las viñas; porque nuestra viña está ya en cierne.
Al ligero gamo y al cervatillo se parece mi amado. Vedlo ya cómo se pone detrás de la pared nuestra, cómo mira por las ventanas, cómo está atisbando por las celosías.
Me levantaré, dije, y daré vueltas por la ciudad, y buscaré por calles y plazas al amado de mi alma. ¡Ay!, lo busqué, mas no lo hallé.
Ven, desciende del Líbano, esposa mía, vente del Líbano; ven y serás coronada; ven de la cima del monte Amaná de las cumbres de Sanir y del Hermón, de esos lugares guarida de leones, de esos montes morada de leopardos.
Son tus labios, ¡oh esposa mía!, un panal que destila miel; miel y leche tienes debajo de la lengua; y es el olor de tus vestidos como olor de suavísimo incienso.
Sus mejillas como dos eras de plantas aromáticas, plantadas por hábiles perfumeros; sus labios, lirios rosados que destilan mirra purísima.
Os conjuro, oh hijas de Jerusalén , que si hallareis a mi amado, le contéis cómo desfallezco de amor.
Yo bajé al huerto de los nogales para ver los frutales de las cañadas, y observar si estaba en cierne la viña, y si habían brotado los granados.
Un cuidado me queda, ¡oh amado mío! Nuestra hermana es pequeña, no tiene pechos todavía. ¿Qué haremos, pues, con nuestra hermana el día en que se le haya de hablar de desposarla?
Entregué mis espaldas a quienes me azotaban, y mis mejillas a los que mesaban mi barba; no retiré mi rostro de los que me encarnecían y escupían.
Al modo que tú, ¡oh Jerusalén !, fuiste en tu ruina el asombro de muchos; así también su aspecto parecerá sin gloria delante de los hombres, y en una forma despreciable entre los hijos de los hombres.
Y mientras él me hablaba, yo caí sobre mi rostro al suelo; mas él me tocó y me hizo volver a mi anterior estado.
Y volvió el ángel que hablaba conmigo, y me despertó, como a un hombre a quien se le despierta de su sueño.
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
verificándose con eso lo que predijo el profeta Isaías, diciendo: El mismo ha cargado con nuestras dolencias, y ha tomado sobre sí nuestras enfermedades.
Por la mañana muy de madrugada salió fuera a un lugar solitario, y hacía allí oración.
Y le vino un sudor como de gotas de sangre, que chorreaba hasta el suelo.
Por este tiempo se retiró a orar en un monte, y pasó toda la noche orando a Dios.
Mas Pedro y sus compañeros se hallaban cargados de sueño. Y despertando vieron la gloria de Jesús y a los dos personajes que le acompañaban.
Y cuando ha hecho salir sus ovejas, va delante de ellas y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.
y yo vivo ahora, o más bien no soy yo el que vivo, sino que Cristo vive en mí. Así la vida que vivo ahora en esta carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó a sí mismo a la muerte por mí.
Por eso dice el Señor: Levántate, tú que duermes, y resucita de la muerte, y te alumbrará Cristo .
Estos son los que no se mancillaron con mujeres, porque son vírgenes. Estos siguen al Cordero doquiera que vaya. Estos fueron rescatados de entre los hombres como primicias escogidas para Dios y para el Cordero,
Al que venciere, le haré sentar conmigo en mi trono; así como yo fui vencedor, y me senté con mi Padre en su trono.
El que venciere será igualmente vestido de ropas blancas, y no borraré su nombre del libro de la vida, antes bien le celebraré delante de mi Padre y delante de sus ángeles.