Contigo está el principado el día de tu poderío, en medio de los resplandores de la santidad; de mis entrañas te engendré, antes de existir el lucero de la mañana.
Cantares 1:16 - Biblia Torres Amat 1825 de cedro las vigas de nuestras habitaciones, y de ciprés sus artesonados. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 He aquí que tú eres hermoso, amado mío, y dulce; Nuestro lecho es de flores. Biblia Nueva Traducción Viviente ¡Y tú eres tan apuesto, amor mío, tan agradable que no puedo expresarlo! La tierna hierba es nuestra cama; Biblia Católica (Latinoamericana) Amado mío, ¡qué hermoso eres,
qué delicioso!
Nuestro lecho es sólo verdor. La Biblia Textual 3a Edicion Ella He aquí eres hermoso, oh amado mío, También placentero. Nuestro lecho es de flores,° Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¡Qué hermoso eres, amado mío, qué dulce delicia! Nuestro lecho es de fronda. Biblia Reina Valera Gómez (2023) He aquí que tú eres hermoso, amado mío, y dulce; nuestro lecho también florido. |
Contigo está el principado el día de tu poderío, en medio de los resplandores de la santidad; de mis entrañas te engendré, antes de existir el lucero de la mañana.
¡Oh tú el más gentil en hermosura entre los hijos de los hombres!, derramada se ve la gracia en tus labios; por eso te bendijo Dios para siempre.
Tú sí, amado mío, que eres el hermoso y el agraciado. De flores es nuestro lecho,
Me introduje en la pieza en que tiene el vino más exquisito, y ordenó en mí el amor.
He aquí que me habla mi amado y dice: Levántate, apresúrate, amiga mía, paloma mía, hermosa mía, y vente al campo;
todos armados de espadas y muy diestros en los combates; cada uno lleva su espada al lado, por temor de los peligros nocturnos.
Entonces mi amado metió su mano por la ventanilla de la puerta probando si la abriría, y a este ruido que hizo se conmovió mi corazón.
Me encontraron las patrullas que rondan la ciudad, me hirieron, y me lastimaron; y me quitaron mi manto, con que me cubría, las centinelas de los muros.
Yo digo: Subiré a este palmero y cogeré sus frutos, y serán para mí tus pechos como racimos de uvas, y el olor de tu boca, como de manzanas.
Mas ¿cuál será el bien venido de él, y lo hermoso que de él nos vendrá, sino el trigo de los escogidos, y el vino que engendra vírgenes?