Por lo demás, si tú alabas a Dios solamente con el espíritu, el que está en la clase del sencillo pueblo, ¿cómo ha de decir: Amén, esto es, Así sea, al fin de tu acción de gracias?, puesto que no entiende lo que tú dices.
Apocalipsis 5:14 - Biblia Torres Amat 1825 Vi, pues, cómo el Cordero abrió el primero de los siete sellos, y oí al primero de los cuatro animales que decía, con voz como de trueno: Ven y verás. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos. Biblia Nueva Traducción Viviente Y los cuatro seres vivientes decían: «¡Amén!». Y los veinticuatro ancianos se postraron y adoraron al Cordero. Biblia Católica (Latinoamericana) Y los cuatro Seres Vivientes decían 'Amén', mientras los Ancianos se postraban y adoraban. La Biblia Textual 3a Edicion Y los cuatro seres vivientes decían: ¡Amén! Y los ancianos se postraron y adoraron.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Los cuatro seres vivientes decían: 'Amén'. Y los ancianos se postraron y adoraron. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y los cuatro seres vivientes decían: Amén. Y los veinticuatro ancianos se postraron, y adoraron al que vive eternamente y para siempre. |
Por lo demás, si tú alabas a Dios solamente con el espíritu, el que está en la clase del sencillo pueblo, ¿cómo ha de decir: Amén, esto es, Así sea, al fin de tu acción de gracias?, puesto que no entiende lo que tú dices.
Y los veinticuatro ancianos y los cuatro animales se postraron y adoraron a Dios, que estaba sentado en el solio, diciendo: ¡Amén! ¡Aleluya!
Y del solio salían relámpagos, y voces, y truenos; y siete lámparas estaban ardiendo delante del solio, que son los siete espíritus de Dios.
Era el primer animal parecido al león; y el segundo a un becerro; y el tercer animal tenía cara como de hombre, y el cuarto animal semejante a una águila volando.
los cuales decían en alta voz: Digno es el Cordero, que ha sido sacrificado, de recibir el poder, y la divinidad, y la sabiduría, y la fortaleza, y el honor, y la gloria y la bendición.
El cual vino, y recibió el libro de la mano derecha de aquel que estaba sentado en el solio.
Y cantaban un cántico nuevo, diciendo: Digno eres, Señor, de recibir el libro y de abrir sus sellos; porque tú has sido entregado a la muerte, y con tu sangre nos has rescatado para Dios de todas las tribus, y lenguas, y pueblos y naciones,
En esto hablándome uno de los ancianos, me preguntó: Esos, que están cubiertos de blancas vestiduras, ¿quiénes son?, y ¿de dónde han venido?