¿Por ventura, señor mío, no ha llegado a tu noticia lo que hice yo cuando Jezabel mataba a los profetas del Señor; cómo escondí a cien de estos profetas, cincuenta en una cueva y cincuenta en otra, proveyéndoles de pan y de agua?
2 Reyes 2:7 - Biblia Torres Amat 1825 y los fueron siguiendo cincuenta de los hijos de los profetas, los cuales se detuvieron a lo lejos en frente de ellos, mientras que los dos se pararon en la orilla del Jordán. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y vinieron cincuenta varones de los hijos de los profetas, y se pararon delante a lo lejos; y ellos dos se pararon junto al Jordán. Biblia Nueva Traducción Viviente Cincuenta hombres del grupo de profetas también fueron y observaron de lejos cuando Elías y Eliseo se detuvieron junto al río Jordán. Biblia Católica (Latinoamericana) Los seguían unos cincuenta profetas, que se quedaron a cierta distancia mientras ambos se detenían a orillas del Jordán. La Biblia Textual 3a Edicion Y fueron cincuenta hombres de los hijos de los profetas, y se detuvieron frente a ellos, a lo lejos; y los dos se detuvieron junto al Jordán. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Les seguían cincuenta hombres de entre los hijos de los profetas, que se pararon a cierta distancia frente a ellos, cuando ellos dos se detuvieron junto al Jordán. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y vinieron cincuenta varones de los hijos de los profetas, y se pararon enfrente a lo lejos; y ellos dos se pararon junto al Jordán. |
¿Por ventura, señor mío, no ha llegado a tu noticia lo que hice yo cuando Jezabel mataba a los profetas del Señor; cómo escondí a cien de estos profetas, cincuenta en una cueva y cincuenta en otra, proveyéndoles de pan y de agua?
pues cuando Jezabel hacía matar a los profetas del Señor, recogió él cien profetas, y los escondió en cuevas, cincuenta en una cueva y cincuenta en otra; y los proveyó de pan y agua).
Entonces uno de los hijos o discípulos de los profetas dijo de parte del Señor a un compañero suyo: Hiéreme. Mas el otro no quiso herirle.
Así que vieron esto los hijos de los profetas, que habían venido de Jericó , y estaban en la orilla opuesta, dijeron: El espíritu de Elías ha reposado sobre Eliseo, y saliéndole al encuentro, le hicieron profunda reverencia postrados en tierra,
y le dijeron: Aquí hay entre tus siervos cincuenta hombres robustos que pueden ir en busca de tu amo, no sea que el espíritu del Señor lo haya arrebatado y arrojado sobre algún monte o en algún valle. Respondió Eliseo: No tenéis que enviarlos.
Tanto le importunaron que al cabo condescendió, y les dijo: Pues bien, enviadlos. Enviaron, pues cincuenta hombres, que habiéndole buscado tres días, no lo hallaron.
Vino a clamar a Eliseo la mujer de uno de los profetas, diciendo: Mi marido, siervo tuyo, ha muerto; y bien sabes que tu siervo era temeroso de Dios. Pero ahora viene su acreedor para llevarse mis dos hijos y hacerlos esclavos suyos.
Bien, contestó Giezi. Pero mi amo me envía a decirte: Acaban de llegar dos jóvenes de la montaña de Efraín, de los hijos de los profetas; dame para ellos un talento de plata y dos mudas de vestidos.
Dijeron los hijos o discípulos de los profetas a Eliseo: Bien ves que el lugar donde habitamos en tu compañía es para nosotros angosto.
Por este tiempo el profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas, y le dijo: Recoge tus faldas y cíñete, y toma esta vasija de óleo en tu mano, y ve a Ramot de Galaad.
A esto respondió Amós a Amasías: Yo no soy profeta, ni hijo de profeta, sino que guardo unas vacas, y voy buscando sicomoros.
Después que llegues al collado de Dios, donde está el presidio de los filisteos, y entres en la ciudad, encontrarás una compañía o coro de profetas, que bajan del lugar excelso, precedidos de salterio, tambor, y flauta, y cítara y ellos profetizando.