Empleándose Moisés en apacentar las ovejas de su suegro Jetro, sacerdote de Madián; y guiando una vez la grey al desierto, vino hasta el monte de Dios, Horeb,
2 Pedro 1:18 - Biblia Torres Amat 1825 Pero tenemos todavía el testimonio más firme que el nuestro que es el de los profetas, al cual hacéis bien en mirar atentamente, como a una antorcha que luce en un lugar oscuro, hasta tanto que amanezca el día, y la estrella de la mañana nazca en vuestros corazones, Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo. Biblia Nueva Traducción Viviente Nosotros mismos oímos aquella voz del cielo cuando estuvimos con él en el monte santo. Biblia Católica (Latinoamericana) Nosotros mismos escuchamos esa voz venida del cielo estando con él en el cerro santo. La Biblia Textual 3a Edicion Y nosotros escuchamos esa voz dirigida desde el cielo, estando con Él en el monte santo.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Nosotros oímos esta voz dirigida desde el cielo, cuando estábamos con él en el monte santo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con Él en el monte santo. |
Empleándose Moisés en apacentar las ovejas de su suegro Jetro, sacerdote de Madián; y guiando una vez la grey al desierto, vino hasta el monte de Dios, Horeb,
No te acerques acá, prosiguió el Señor: quítate el calzado de los pies, porque la tierra que pisas es santa.
Aquel día el renuevo de la raíz de Jesé, que está puesto como señal o estandarte de salud para los pueblos, será invocado de las naciones, y su sepulcro será glorioso.
yo los conduciré a mi santo monte y en mi casa de oración los llenaré de alegría; me serán agradables los holocaustos y víctimas que ofrecerán sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.
Mas esto dice el Señor de los ejércitos: Yo he vuelto ahora a Sión, y moraré en medio de Jerusalén , y Jerusalén será llamada Ciudad de la verdad, y el monte del Señor de los ejércitos monte santo.
A esta voz los discípulos cayeron sobre su rostro en tierra, y quedaron poseídos de un gran espanto.
Quítate, le dijo, el calzado de tus pies; pues el lugar que pisas es santo. Y lo hizo Josué como se lo había mandado.