Al modo que en el campo se desmenuza el grueso terrón, así fueron esparcidos nuestros huesos; estuvimos a punto de morir.
2 Corintios 4:11 - Biblia Torres Amat 1825 Porque nosotros, bien que vivimos, somos continuamente entregados en manos de la muerte por amor de Jesús ; para que la vida de Jesús se manifieste así mismo en nuestra carne mortal. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Biblia Nueva Traducción Viviente Es cierto, vivimos en constante peligro de muerte porque servimos a Jesús, para que la vida de Jesús sea evidente en nuestro cuerpo que muere. Biblia Católica (Latinoamericana) Pues a los que estamos vivos nos corresponde ser entregados a la muerte a cada momento por causa de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste en nuestra existencia mortal. La Biblia Textual 3a Edicion Porque nosotros, los que vivimos, somos entregados constantemente a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestra carne mortal. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pues nosotros, aunque en vida, nos vemos siempre entregados a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por Jesús, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestra carne mortal. |
Al modo que en el campo se desmenuza el grueso terrón, así fueron esparcidos nuestros huesos; estuvimos a punto de morir.
El hecho es que por amor de ti estamos todos los días destinados a la muerte; somos reputados como ovejas para el matadero.
Y si el espíritu de aquel Dios, que resucitó a Jesús de la muerte, habita en vosotros, el mismo que ha resucitado a Jesucristo de la muerte dará vida también a vuestros cuerpos mortales, en virtud de su espíritu que habita en vosotros.
(Según está escrito, por ti, ¡oh, Señor!, somos entregados cada día en manos de la muerte, somos tratados como ovejas destinadas al matadero).
No hay día, tenedlo por cierto, hermanos, en que yo no muera por asegurar la gloria vuestra y también mía, que está en Jesucristo nuestro Señor.
Según esto, así como hemos llevado grabada la imagen del hombre terreno, llevemos también la imagen del hombre celestial.
Traemos siempre representada en nuestro cuerpo por todas partes la mortificación de Jesús , a fin de que la vida de Jesús se manifieste también en nuestros cuerpos.
Así es que la muerte imprime sus efectos en nosotros, mas en vosotros resplandece la vida.
Así también es que mientras nos hallamos en este cuerpo como en una tienda de campaña, gemimos agobiados bajo su pesantez; pues no querríamos vernos despojados de él, sino ser revestidos como por encima, de manera que la vida inmortal absorba y haga desaparecer lo que hay de mortalidad en nosotros.