Mucho tiempo después habló el Señor a Elías en el tercer año del hambre, diciendo: Anda y preséntate a Acab; porque quiero enviar lluvias a la tierra.
1 Reyes 18:2 - Biblia Torres Amat 1825 Partió, pues, Elías a presentarse a Acab. Entretanto el hambre era extrema en Samaria. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Fue, pues, Elías a mostrarse a Acab. Y el hambre era grave en Samaria. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Elías fue a ver al rey Acab. Mientras tanto, el hambre se hizo muy intensa en Samaria. Biblia Católica (Latinoamericana) Partió pues Elías para presentarse ante Ajab.
El hambre era terrible en Samaría. La Biblia Textual 3a Edicion Y fue Elías a presentarse ante Acab. Y la hambruna era aguda en Samaria. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Fue, pues, Elías a presentarse a Ajab. El hambre arreciaba en Samaría. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Fue, pues, Elías a mostrarse a Acab. Y había gran hambre en Samaria. |
Mucho tiempo después habló el Señor a Elías en el tercer año del hambre, diciendo: Anda y preséntate a Acab; porque quiero enviar lluvias a la tierra.
Y Acab llamó a Abdías, mayordomo de su palacio. (Era Abdías muy temeroso de Dios;
Por tanto, esto dice el Señor: De la cama en que te has acostado no te levantarás, sino que morirás infaliblemente. Dicho esto, se marchó Elías.
Y padeció Samaria una gran hambre; y duró tanto el sitio, que llegó a venderse la cabeza de un asno en ochenta monedas de plata, y un cuartillo de cebollas silvestres, en cinco monedas de plata.
El Señor es mi luz y mi salvación: ¿a quién he de temer yo? El Señor es el defensor de mi vida: ¿quién me hará temblar?
contra ti solo he pecado; y he cometido la maldad delante de tus ojos) a fin de que perdonándome, aparezca justo cuando hables, y quedes victorioso en los juicios que de ti se formen.
Todo el día están abominando de mis cosas; todos sus pensamientos se dirigen a hacerme algún daño.
Huye el impío sin que nadie lo persiga; mas el justo se mantiene a pie firme como el león, sin asustarse de nada.
Yo, yo mismo os consolaré. ¿Quién eres tú que tanto temes a un hombre mortal y al hi-jo del hombre que como el heno ha de secarse?
Si salgo al campo, yo no veo sino cadáveres de gente pasada a cuchillo; si entro en la ciudad, he aquí la población transida de hambre. Hasta los profetas y los sacerdotes son conducidos cautivos a un país desconocido.
Se irá en humo todo vuestro trabajo; la tierra no producirá su esquilmo, y los árboles no darán frutos.
después que yo os hubiere quitado el apoyo del pan que es vuestro sustento; en tal extremo, que diez mujeres cocerán panes en un solo horno y darán a sus hijos el pan por onzas; y comeréis y nunca os saciaréis.