1 Pedro 3:18 - Biblia Torres Amat 1825 En el cual, o por cuyo movimiento, fue también a predicar a los espíritus encarcelados, Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; Biblia Nueva Traducción Viviente Cristo sufrió por nuestros pecados una sola vez y para siempre. Él nunca pecó, en cambio, murió por los pecadores para llevarlos a salvo con Dios. Sufrió la muerte física, pero volvió a la vida en el Espíritu. Biblia Católica (Latinoamericana) Pues Cristo quiso morir por el pecado y para llevarnos a Dios, siendo ésta la muerte del justo por los injustos. Murió por ser carne, y luego resucitó por el Espíritu. La Biblia Textual 3a Edicion Porque también el Mesías padeció una vez por los pecados, el Justo por los injustos, para llevaros° a Dios; muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu; Biblia Serafín de Ausejo 1975 Porque también Cristo murió de una vez para siempre por los pecados, el justo por los injustos, para llevaros a Dios. Entregado a la muerte según la carne, fue vivificado según el espíritu, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado por el Espíritu; |
Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías; y no será más suyo el pueblo, el cual le negará. Y un pueblo con su caudillo vendrá, y destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será la devastación, y acabada la guerra quedará establecida allí la desolación.
¡Oh hija de Sión!, regocíjate en gran manera; salta de júbilo, ¡oh hija de Jerusalén !; he aquí que a ti vendrá tu rey, el Justo, el Salvador , él vendrá pobre, y montado en un asna y su burrito.
Y estando él sentado en su tribunal, le envío a decir su mujer: No te mezcles en las cosas de ese justo, porque son muchas las congojas que hoy he padecido en sueños por su causa.
Con lo que viendo Pilato que nada adelantaba, antes bien, que cada vez crecía el tumulto, mandando traer agua, se lavó las manos a la vista del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo, allá os lo veáis vosotros.
respecto de la justicia de mi causa, porque yo me voy al Padre, y ya no me veréis;
Dijo él entonces: El Dios de nuestros padres te ha predestinado para que conocieses su voluntad, y viese al justo y oyeses la voz de su boca;
Mas vosotros renegasteis del Santo y del Justo, y pedisteis que se os hiciese gracia de la vida de un homicida.
y que fue predestinado para ser Hijo de Dios con soberano poder, según el espíritu de santificación por su resurrección de entre los muertos,
el cual fue entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación.
por el cual así mismo, en virtud de la fe, tenemos cabida en esta gracia, en la cual permanecemos firmes, y nos gloriamos esperando la gloria de los hijos de Dios.
Y si el espíritu de aquel Dios, que resucitó a Jesús de la muerte, habita en vosotros, el mismo que ha resucitado a Jesucristo de la muerte dará vida también a vuestros cuerpos mortales, en virtud de su espíritu que habita en vosotros.
Pues lo que era imposible que la ley hiciese, estando como estaba debilitada por la carne, lo hizo Dios cuando habiendo enviado a su Hijo revestido de una carne semejante a la del pecado, y héchole víctima por el pecado, mató así al pecado en la carne,
no es esto porque dominemos en vuestra fe; al contrario procuramos contribuir a vuestro gozo, puesto que permanecéis firmes en la fe que recibisteis.
Porque si bien fue crucificado como débil según la carne, no obstante vive ahora por la virtud de Dios. Así también nosotros somos débiles con él; pero estaremos también vivos con él por la virtud de Dios que haremos brillar entre vosotros.
El cual por amor de nosotros ha tratado a aquel que no conocía al pecado, como si hubiese sido el pecado mismo, con el fin de que nosotros viniésemos a ser en él justos con la justicia de Dios.
el cual se dio a sí mismo a la muerte por nuestros pecados, para sacarnos de la corrupción de este mundo, conforme a la voluntad de Dios y padre nuestro ,
Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho por nosotros objeto de maldición; pues está escrito: Maldito todo aquel que es colgado en un madero.
Esto es lo que has de enseñar; y exhorta y reprende con plena autoridad. Pórtate de manera que nadie te menosprecie.
Y así en lugar de que todo sacerdote de la antigua ley se presenta cada día, por mañana y tarde, a ejercer su ministerio y a ofrecer muchas veces las mismas víctimas, las cuales no pueden jamás quitar los pecados,
Y por eso es Jesús mediador de un nuevo testamento , a fin de que mediante su muerte para expiación aun de las prevaricaciones cometidas en tiempo del primer Testamento, reciban la herencia eterna prometida a los que han sido llamados de Dios.
Y así como está decretado a los hombres morir una sola vez, y después el juicio,
Porque no teniendo la ley más que la sombra de los bienes futuros, y no la realidad misma de las cosas, no puede jamás por medio de las mismas víctimas, que no cesan de ofrecerse todos los años, hacer justos y perfectos a los que se acercan al altar y sacrifican;
Pero vosotros, ¡oh hermanos míos!, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador, con la esperanza de recoger el precioso fruto de la tierra, aguarda con paciencia que Dios envíe las lluvias temprana y tardía.
que habían sido incrédulos en otro tiempo, cuando les estaba esperando a penitencia aquella larga paciencia de Dios en los días de Noé , al fabricarse el arca , en la cual pocas personas, es a saber, ocho solamente se salvaron en medio del agua.
De suerte que ya el tiempo que le queda en esta vida mortal, viva, no conforme a las pasiones humanas, sino conforme a la voluntad de Dios.
Por lo demás, el fin de todas las cosas se va acercando; por tanto sed prudentes, y así estad advertidos; y velad en oraciones continuas y fervorosas.
Si dijéremos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.