Pero a todos los que le recibieron, que son los que creen en su nombre, les dio poder de llegar a ser hijos de Dios.
1 Juan 5:13 - Biblia Torres Amat 1825 Y ésta es la confianza que tenemos en él, que cualquier cosa que le pidiéremos conforme a su divina voluntad, nos la otorga. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente Les he escrito estas cosas a ustedes, que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna. Biblia Católica (Latinoamericana) Les he escrito, pues, a ustedes que creen en el Nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna. La Biblia Textual 3a Edicion Estas cosas os estoy escribiendo a los que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Os escribo estas cosas a los que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios. |
Pero a todos los que le recibieron, que son los que creen en su nombre, les dio poder de llegar a ser hijos de Dios.
En el tiempo, pues, que estuvo en Jerusalén con motivo de la fiesta de la Pascua , creyeron muchos en su nombre, viendo los milagros que hacía.
Pero éstos se han escrito con el fin de que creáis que Jesús es el Cristo , el Hijo de Dios; y para que, creyendo, tengáis vida eterna, en virtud de su nombre.
Este es aquel discípulo que da testimonio de estas cosas, y las ha escrito; y estamos ciertos de que su testimonio es verdadero.
Quien cree en él, no es condenado: pero quien no cree, ya tiene hecha la condena; porque no cree en el nombre del Hijo unigénito de Dios.
En verdad, en verdad os digo, que quien escucha mi palabra, y cree a aquel que me ha enviado, tiene la vida eterna, y no incurre en sentencia de condenación, sino que ha pasado ya de muerte a vida.
Su poder es el que, mediante la fe en su Nombre, ha consolidado los pies a éste que vosotros visteis y conocisteis tullido, de modo que la fe, que de él proviene, y en él tenemos, es la que ha causado esta perfecta curación delante de todos vosotros.
Fuera de él no hay que buscar la salvación en ningún otro. Pues no se ha dado a los hombres otro Nombre debajo del cielo, por el cual debamos salvarnos.
Sabemos también, que si esta casa terrestre o el cuerpo corruptible en que habitamos viene a destruirse, nos dará Dios en el cielo otra casa, una casa no hecha de mano de hombre, y que durará eternamente.
Y por cuanto vosotros sois hijos, envió Dios a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual nos hace clamar: ¡Abba!, esto es: ¡Padre mío!
La Iglesia que, escogida por Dios como vosotros, mora en esta Babilonia, os saluda, y mi hijo Marcos.
Y la nueva que oímos del mismo Jesucristo y os anunciamos, es, que Dios es luz, y en él no hay tinieblas.
Y él mismo es la víctima de propiciación por nuestros pecados; y no tan sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
¿Quién es mentiroso, sino aquel que niega que Jesús es el Cristo o Mesías? Este es un anticristo, que niega al Padre y al Hijo.
Mantened en vosotros la unción divina, que de él recibisteis. Con eso no tenéis necesidad que nadie os enseñe; sino que conforme a lo que la unción del Señor os enseña en todas las cosas, así es verdad, y no mentira. Por tanto estad firmes en eso mismo que os ha enseñado.
Y el que guarda sus mandamientos, mora en Dios, y Dios en él; y por esto conocemos que él mora en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.
Y en esto consiste su caridad; que no es porque nosotros hayamos amado a Dios, sino que él nos amó primero a nosotros, y envió a su Hijo a ser víctima de propiciación por nuestros pecados.
Y este testimonio nos enseña que Dios nos dio vida eterna, esa vida está en su Hijo Jesucristo.
Quien tiene al Hijo, tiene la vida; quien no tiene al Hijo no tiene la vida.