el que creyere y se bautizare se salvará; pero el que no creyere será condenado.
1 Juan 5:12 - Biblia Torres Amat 1825 Estas cosas os escribo, para que vosotros, que creéis en el nombre del Hijo de Dios, sepáis que tenéis derecho a la vida eterna. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Biblia Nueva Traducción Viviente El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Biblia Católica (Latinoamericana) El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. La Biblia Textual 3a Edicion El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. Biblia Serafín de Ausejo 1975 El que tiene al Hijo tiene la vida. El que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Biblia Reina Valera Gómez (2023) El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. |
el que creyere y se bautizare se salvará; pero el que no creyere será condenado.
Pero a todos los que le recibieron, que son los que creen en su nombre, les dio poder de llegar a ser hijos de Dios.
para que todo aquel que crea en él no perezca, sino que logre la vida eterna.
Aquel que cree en el Hijo de Dios, tiene vida eterna; pero quien no da crédito al Hijo, no verá la vida, sino que al contrario, la ira de Dios permanece siempre sobre su cabeza.
En verdad, en verdad os digo, que quien escucha mi palabra, y cree a aquel que me ha enviado, tiene la vida eterna, y no incurre en sentencia de condenación, sino que ha pasado ya de muerte a vida.
Y por esta conducta del mismo Dios subsistís vosotros o estáis incorporados en Cristo Jesús , el cual fue constituido por Dios para nosotros por fuente de sabiduría, y por justicia, y santificación, y redención nuestra,
y yo vivo ahora, o más bien no soy yo el que vivo, sino que Cristo vive en mí. Así la vida que vivo ahora en esta carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó a sí mismo a la muerte por mí.
Mientras se nos dice: Si hoy oyereis su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como los israelitas en el tiempo de aquella provocación.
Si viene alguno a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le saludéis.