Todavía le subió el diablo a un monte muy encumbrado, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos.
1 Juan 2:15 - Biblia Torres Amat 1825 porque todo lo que hay en el mundo, es concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y soberbia u orgullo de la vida, lo cual no nace del Padre, sino del mundo. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Biblia Nueva Traducción Viviente No amen a este mundo ni las cosas que les ofrece, porque cuando aman al mundo no tienen el amor del Padre en ustedes. Biblia Católica (Latinoamericana) No amen al mundo ni lo que hay en el mundo.
Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. La Biblia Textual 3a Edicion No améis al° mundo ni las cosas que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Biblia Serafín de Ausejo 1975 No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él; Biblia Reina Valera Gómez (2023) No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. |
Todavía le subió el diablo a un monte muy encumbrado, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos.
Nadie puede servir a dos señores; porque o tendrá aversión al uno y amor al otro, o si se sujeta al primero, mirará con desdén el segundo. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
Ningún criado puede servir a dos amos; porque o aborrecerá al uno, y amará al otro; o amará al primero, y no hará caso del segundo: no podéis servir a Dios y a las riquezas.
Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya; pero como no sois del mundo, sino que os escogí yo del mundo, por eso el mundo os aborrece.
Y no queráis conformaros con este siglo, antes bien transformaos con la renovación de vuestro espíritu; a fin de acertar qué es lo bueno, y lo más agradable, y lo perfecto que Dios quiere de vosotros.
Porque en fin ¿busco yo ahora la aprobación de los hombres, o de Dios? ¿Por ventura pretendo agradar a los hombres? Si todavía prosiguiese complaciendo a los hombres, no sería yo siervo de Cristo .
en que vivisteis en otro tiempo, según la costumbre de este siglo mundano, a merced del príncipe que ejerce su potestad sobre este aire, que es el espíritu que al presente domina en los hijos rebeldes,
Pero tú, ¡oh varón de Dios!, huye de estas cosas, y sigue en todo la justicia, la piedad, la fe, la caridad, la paciencia, la mansedumbre.
Hermanos míos, no intentéis conciliar la fe de nuestro glorioso Señor Jesucristo con la distinción de personas.
¿Pensáis acaso que sin motivo dice la Escritura: El Espíritu de Dios que habita en vosotros, os ama y codicia con celos?
Hijitos míos, no amemos solamente de palabra y con la lengua, sino con obras y de veras o sinceramente.
Nosotros somos de Dios. Quien conoce a Dios, nos escucha a nosotros; quien no es de Dios, no nos escucha, en esto conocemos los que están animados del espíritu de verdad, y los que lo están del espíritu del error.
Y este testimonio nos enseña que Dios nos dio vida eterna, esa vida está en su Hijo Jesucristo.