Y voló hacía mí uno de los serafines, y en su mano tenía una brasa ardiente, que con las tenazas había tomado de encima del altar.
1 Corintios 9:16 - Biblia Torres Amat 1825 Como quiera que por predicar la buena nueva no tengo gloria, pues estoy por necesidad obligado a ello; y desventurado de mí si no lo predicare. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! Biblia Nueva Traducción Viviente Sin embargo, predicar la Buena Noticia no es algo de lo que pueda jactarme. Estoy obligado por Dios a hacerlo. ¡Qué terrible sería para mí si no predicara la Buena Noticia! Biblia Católica (Latinoamericana) Pues ¿cómo podría alardear de que anuncio el Evangelio? Estoy obligado a hacerlo, y ¡pobre de mí si no proclamo el Evangelio! La Biblia Textual 3a Edicion Porque si proclamo el evangelio, no me es motivo de gloria, pues me es impuesta necesidad, y, ¡ay de mí si no proclamara el evangelio! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pues anunciar el evangelio no es para mí motivo de gloria; es un deber que me incumbre. ¡Y ay de mí, si no anuncio el evangelio! Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque aunque predico el evangelio, no tengo de qué gloriarme porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no predico el evangelio! |
Y voló hacía mí uno de los serafines, y en su mano tenía una brasa ardiente, que con las tenazas había tomado de encima del altar.
Ahora, pues, ármate de valor, y anda luego, y predícales todas las cosas que yo te mando; no te detengas por temor de ellos; porque yo haré que no temas su presencia.
¡Oh Señor!, tú me deslumbraste, al encargarme este penoso ministerio; y yo quedé deslumbrado, yo ya me resistía; pero tú fuiste más fuerte que yo, y te saliste con la tuya; yo soy todo el día objeto de burla, todos hacen mofa de mí;
Y así dije para conmigo: No volveré más a hacer mención de ella, y no hablaré más en nombre del Señor. Pero luego sentí en mi corazón como un fuego abrasador, encerrado dentro de mis huesos, y desfallecí, no teniendo fuerzas para aguantarlo.
Ruge el león de Judá: ¿Quién no temerá? El Señor Dios ha hablado, ¿quién se retraerá de profetizar?
Pero el Señor me tomó mientras yo iba tras el ganado; y me dijo el Señor: Ve a profetizar a mi pueblo de Israel.
El que recibió cinco talentos fue, y negociando con ellos, sacó de ganancia otros cinco.
Le respondió Jesús : Ninguno que después de haber puesto mano en el arado vuelve los ojos atrás, es apto para el reino de Dios.
Ve a encontrarlo, le dijo el Señor, que ese mismo es ya un instrumento elegido por mí para llevar mi Nombre y anunciarlo delante de todas las naciones, y de los reyes, y de los hijos de Israel.
El entonces, temblando y despavorido, dijo: Señor, ¿qué quieres que haga?
Con razón, pues, me puedo gloriar en Jesucristo del suceso que ha tenido la obra de Dios.
Ciertamente que si Abrahán fuese justificado por las obras exteriores, él tiene de qué gloriarse, mas no para con Dios.
Porque aun cuando tengáis millares de maestros en Jesucristo, no tenéis muchos padres. Pues yo soy el que os he engendrado en Jesucristo por medio de la buena nueva.
Si otros participan de este derecho a lo vuestro ¿por qué no más bien nosotros?; pero con todo no hemos hecho uso de esa facultad, antes bien todo lo sufrimos y padecemos por no poner estorbo alguno a la buena nueva de Cristo .
Así también dejó el Señor ordenado que los que predican la buena nueva, vivan de ello.
Yo por mí cuando vine a Tróade a predicar la buena nueva de Cristo , en medio de haberme abierto el Señor una entrada favorable,
Finalmente, decid de mi parte a Arquipo: Considera bien el ministerio, que has recibido en nombre del Señor, a fin de desempeñar todos sus cargos.
Por lo demás lejos de mí cometer tal pecado contra el Señor, que yo cese nunca de rogar por vosotros; yo os enseñaré siempre el recto y buen camino.