Tú te has tenido por segura en tu malicia, y dijiste: No hay quién me vea. Ese tu saber y ciencia vana te sedujeron cuando orgullosa dijiste en tu corazón: Yo soy la soberana, y fuera de mí no hay otra.
1 Corintios 8:1 - Biblia Torres Amat 1825 Acerca de las cosas o viandas sacrificadas a los ídolos, ya sabemos que todos nosotros tenemos bastante ciencia o conocimientos sobre eso. Mas la ciencia por sí sola hincha; la caridad es la que edifica. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 En cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento. El conocimiento envanece, pero el amor edifica. Biblia Nueva Traducción Viviente Ahora, con respecto a la pregunta acerca de la comida que ha sido ofrecida a ídolos, es cierto, sabemos que «todos tenemos conocimiento» sobre este tema. Sin embargo, mientras que el conocimiento nos hace sentir importantes, es el amor lo que fortalece a la iglesia. Biblia Católica (Latinoamericana) Hablemos de la carne sacrificada a los ídolos. Todos, por supuesto, hemos alcanzado el saber; pero el saber infla al hombre, mientras que el amor edifica. La Biblia Textual 3a Edicion Ahora bien, en cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento, pero el conocimiento envanece, en tanto que el amor edifica. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Todos tenemos conocimiento acerca de la carne inmolada a los ídolos. Pero el conocimiento infla, mientras que el amor construye. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y en cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento. El conocimiento envanece, mas la caridad edifica. |
Tú te has tenido por segura en tu malicia, y dijiste: No hay quién me vea. Ese tu saber y ciencia vana te sedujeron cuando orgullosa dijiste en tu corazón: Yo soy la soberana, y fuera de mí no hay otra.
¡Ay de vosotros que sois briosos para beber vino, y hombres fuertes para embriagaros con diversos licores!
las cuales les convidaron a sus sacrificios. Comieron de ellos, y adoraron también sus dioses.
Pues ¿por qué ahora queréis tentar a Dios, con imponer sobre la cerviz de los discípulos un yugo, que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido soportar?
que os abstengáis de manjares inmolados a los ídolos, y de sangre, y de animal sofocado, y de la fornicación; de las cuales cosas haréis bien en guardaros. Dios os guarde.
Por lo que hace a los gentiles que han creído, ya les hemos escrito, que habíamos decidido que se abstuviesen de manjares ofrecidos a los ídolos, y de sangre, y de animales sofocados, y de la fornicación.
Por tanto, no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio (a fin de que no tengáis sentimientos presuntuosos de vosotros mismos) y es, que una parte de Israel ha caído en la obcecación, hasta tanto que la plenitud de las naciones haya entrado en la Iglesia,
Estad siempre unidos en unos mismos sentimientos y deseos, no buscando cosas altas, sino acomodándoos a lo que sea más humilde. No queráis teneros dentro de vosotros mismos por sabios o prudentes.
Ahora bien, ¿por qué tú que sigues todavía la ley condenas a tu hermano?; o ¿por qué tú que no la sigues desprecias a tu hermano que aún la guarda? No le juzgues, porque todos hemos de comparecer ante el tribunal de Cris-to.
Yo bien sé, y estoy seguro según la doctrina del Señor Jesús , que ninguna cosa es de suyo inmunda, sino que viene a ser inmunda para aquel que por tal la tiene.
En suma, procuremos las cosas que contribuyen a la paz, y observemos las que pueden servir a nuestra mutua edificación.
¿Tienes tú una fe ilustrada?; tenla para contigo delante de Dios y obra según ella. Dichoso aquel que no es condenado por su misma conciencia en lo que resuelve.
El que de todo come, no desprecie ni condene al que no se atreve a comer de todo; y el que no come de todo, no se meta en juzgar al que come; pues Dios le ha recibido por suyo o en su Iglesia.
Por lo que hace a mí estoy bien persuadido, hermanos míos, de que estáis llenos de caridad, y de que tenéis todas las luces necesarias para instruiros los unos a los otros.
porque en él habéis sido enriquecidos con toda suerte de bienes espirituales, con todo lo que pertenece a los dones de la palabra y de la ciencia,
Puesto que hablo con personas inteligentes, juzgad vosotros mismos de lo que voy a decir.
Mas si alguno dijere: Esto ha sido sacrificado a los ídolos, no lo comáis, en atención al que os ha avisado y a la conciencia:
Hermanos, no seáis como niños en el uso de la razón; sed sí niños en la malicia, pero en la cordura hombres hechos.
Estad alerta, ¡oh justos!, y guardaos del pecado; porque entre nosotros hay hombres que no conocen a Dios, lo digo para confusión vuestra.
Nosotros somos considerados como unos necios por amor de Cristo ; mas vosotros, sois los prudentes en Cristo ; nosotros flacos, vosotros fuertes; vosotros sois honrados, nosotros viles y despreciados.
Algunos sé que están tan engreídos, como si yo nunca hubiese de volver a vosotros.
Por lo demás, hermanos míos, todo esto que acabo de decir, lo he presentado en persona mía y en la de Apolo por amor vuestro, a fin de que, sin nombrar a nadie, aprendáis por medio de nosotros a no entonaros uno contra otro a favor de un tercero, más allá de lo que va escri-to.
Y con todo vosotros estáis hinchados de orgullo, y no os habéis al contrario entregado al llanto, para que fuese quitado de entre vosotros el que ha cometido tal maldad.
No tenéis, pues, motivo para gloriaros. ¿No sabéis acaso que un poco de levadura fermenta toda la masa?
Que si alguno se imagina saber algo, y no sabe esto, todavía no ha entendido de qué manera le convenga saber.
En orden, pues, a los manjares inmolados a los ídolos, sabemos que el ídolo es nada en el mundo, y que no hay más que un solo Dios.
Mas no en todos se halla esta ilustración; sino que hay algunos que creyendo todavía que el ídolo es alguna cosa, comen bajo este concepto viandas que se le han ofrecido; y así la conciencia de éstos, por ser débil, viene a quedar contaminada.
y de quien todo el cuerpo místico de los fieles trabado y conexo entre sí con la fe y caridad, recibe por todos los vasos y conductos de comunicación, según la medida correspondiente a cada miembro, el aumento propio del cuerpo para su perfección mediante la caridad.
Nadie os extravíe del recto camino, afectando humildad, enredándoos con un culto supersticioso de los ángeles, metiéndose en hablar de cosas que no ha visto, hinchado vanamente de su prudencia carnal,
pues así tienes tú también a los que siguen la doctrina de los nicolaítas.
Y le he dado tiempo para hacer penitencia, y no quiere arrepentirse de su torpeza.