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1 Corintios 4:7 - Biblia Torres Amat 1825

Porque ¿quién es el que te da la ventaja sobre otros? O ¿qué cosa tienes tú que no la hayas recibido de Dios? Y si todo lo que tienes lo has recibido de él, ¿de qué te jactas como si no lo hubieses recibido?

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Pues, ¿qué derecho tienen a juzgar así? ¿Qué tienen que Dios no les haya dado? Y si todo lo que tienen proviene de Dios, ¿por qué se jactan como si no fuera un regalo?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

¿Será necesario que se fijen en ti? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué te alabas a ti mismo como si no lo hubieras recibido?

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La Biblia Textual 3a Edicion

Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si es cierto que lo recibiste, ¿de qué te jactas como si no lo hubieras recibido?°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pues, ¿quién te distingue sobre los demás? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué presumes como si no lo hubieras recibido?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Porque ¿quién te distingue? ¿O qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?

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Lòt tradiksyon



1 Corintios 4:7
29 Referans Kwoze  

pues el Señor es quien da la sabiduría, y de su boca sale la discreción y la ciencia.


Habla, y di: Esto dice el Señor Dios: Heme aquí contra ti, oh faraón, rey de Egipto, dragón o monstruo grande que yaces en medio de tus ríos y dices: Mío es el río, y a nadie debo el ser.


El Dios Altísimo, ¡oh rey!, dio a tu padre Nabucodonosor el reino y la magnificencia, la gloria y los honores;


sino que te has levantado contra el dominador del cielo, y has hecho traer a tu presencia los vasos sagrados de su santo templo, y en ellos has bebido el vino tú, y los grandes de tu corte, y tus mujeres, y tus concubinas; has dado también culto a dioses de plata, y de oro, y de cobre, y de hierro, y de madera, y de piedra, los cuales no ven, ni oyen, ni sienten; pero a aquel gran Dios, de cuyo arbitrio pende tu respiración y cualquier movimiento tuyo, a ése no le has glorificado.


Con este motivo, convocados diez de sus criados, les dio diez minas o marcos de plata, diciéndoles: Negociad con ellas hasta mi vuelta.


De la plenitud de éste hemos participado todos nosotros, y recibido una gracia por otra gracia.


Pero Juan les respondió, y dijo: No puede el hombre atribuirse nada, si no le es dado del cielo.


por el cual nosotros hemos recibido la gracia y el apostolado para someter a la fe por la virtud de su nombre a todas las naciones,


Por lo que os exhorto a todos vosotros, en virtud del ministerio que por gracia se me ha dado, a que en vuestro saber o pensar, no os levantéis más alto de lo que debéis, sino que os contengáis dentro de los límites de la moderación, según la medida de fe que Dios ha repartido a cada cual.


Tenemos por tanto dones diferentes, según la gracia que nos es concedida; por lo cual el que ha recibido el don de profecía, úselo siempre según la regla de la fe;


Mas por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no ha sido estéril en mí; antes he trabajado más copiosamente que todos; pero no yo sino más bien la gracia de Dios que está conmigo.


Unos ministros, y no más, de aquél en quien habéis creído; y eso según el don que a cada uno ha concedido el Señor.


No tenéis, pues, motivo para gloriaros. ¿No sabéis acaso que un poco de levadura fermenta toda la masa?


A la verdad me alegraría que fueseis todos tales como yo mismo, esto es, célibes; mas cada uno tiene de Dios su propio don, quien de una manera, quien de otra.


Porque por un puro querer de su voluntad nos ha engendrado para hijos suyos con la palabra de la verdad, a fin de que seamos los israelitas como las primicias de sus nuevas criaturas.


El que habla o predica la palabra divina, hágalo de modo que parezca que habla Dios por su boca; quien tiene algún ministerio eclesiástico, ejercítelo como una virtud que Dios le ha comunicado, a fin de que en todo cuanto hagáis sea Dios glorificado por Jesucristo, cuya es la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.