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1 Corintios 3:9 - Biblia Torres Amat 1825

Porque nosotros somos unos coadjutores de Dios; vosotros sois el campo que Dios cultiva, sois el edificio que Dios construye por nuestras manos.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Pues ambos somos trabajadores de Dios; y ustedes son el campo de cultivo de Dios, son el edificio de Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Nosotros trabajamos con Dios y para él, y ustedes son el campo de Dios y la construcción de Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Porque somos colaboradores de Dios;° y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Porque somos colaboradores con Dios; y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Porque nosotros, colaboradores somos de Dios; y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.

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Lòt tradiksyon



1 Corintios 3:9
41 Referans Kwoze  

La piedra que desecharon los arquitectos, esa misma ha sido puesta por piedra angular del edificio.


Y en su tierra aun en la cima de los montes habrá sustento; se verán sus frutos en la cumbre del Líbano, y se multiplicarán en la ciudad como la hierba en los prados.


La sabiduría se fabricó una casa o palacio; a este fin labró siete columnas.


¡Ay de ti, Sennaquerib, que saqueas a los otros! Que, ¿no serás tú también saqueado? Y tú que desprecias, ¿no serás también despreciado? Cuando acabes el saqueo, serás tú saqueado; cuando ya cansado dejes de menospreciar, serás tú menospreciado.


Porque así como la tierra produce sus plantas, y el jardín hace brotar la semilla que se ha sembrado en él, así el Señor Dios hará florecer su justicia y su gloria, a vista de todas las naciones.


para cuidar a los de Sión que están llorando, y para darles una corona de gloria, en lugar de la ceniza que cubre sus cabezas; el óleo propio de los días solemnes y alegres en vez de luto; un ropaje de gloria en cambio de su espíritu de aflicción; y los que habitarán en ella serán llamados los valientes en la justicia, plantío del Señor para gloria suya.


Entonces se presentarán los extranjeros, y apacentarán vuestros ganados, y los hijos de los forasteros serán vuestros labradores y viñadores.


Yo en verdad te planté cual viña escogida de sarmientos de buena calidad; ¿pues cómo has degenerado, convirtiéndote en viña bastarda?


Mas Jesús respondió: Toda planta que mi Padre celestial no ha plantado, arrancada será de raíz.


Y yo te digo que tú eres Pedro, y que sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; y las puertas o poder del infierno no prevalecerán contra ella.


Sobre lo cual dijo a sus discípulos: La mies es verdaderamente mucha; mas los obreros pocos.


Y sus discípulos fueron, y predicaron en todas partes, cooperando el Señor, y confirmando su doctrina con los milagros que la acompañaban.


Este Jesús es aquella piedra que vosotros desechasteis al edificar, la cual ha venido a ser la principal piedra del ángulo.


¿No sabéis vosotros que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?


Yo planté entre vosotros la buena nueva, regó Apolo; pero Dios es quien ha dado el crecer y hacer fruto.


¿Por ventura no sabéis que vuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo, que habita en vosotros, el cual habéis recibido de Dios, y que ya no sois de vosotros,


Y así nosotros como cooperadores del Señor, os exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios.


¿O qué consonancia entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois templo de Dios vivo, según aquello que dice Dios: Habitaré dentro de ellos, y en medio de ellos andaré, y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.


Por cuanto somos hechura suya en la gracia como lo fuimos en la naturaleza, creados en Jesucristo para obras buenas, preparadas por Dios desde la eternidad para que nos ejercitemos en ellas y merezcamos la gloria.


unidos a él como a vuestra raíz, y edificados sobre él como sobre vuestro fundamento, y confirmados en la fe que se os ha enseñado, creciendo más y más en ella con continuas acciones de gracias.


Y es ciertamente grande a todas luces el misterio de la piedad, o amor divino, en que el Hijo de Dios se ha manifestado en carne mortal, ha sido justificado por el Espíritu Santo, ha sido visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, elevado a la gloria.


Por lo cual nos dice el Espíritu Santo: Si hoy oyereis su voz,


Por lo que dice la Escritura: Mirad que yo voy a poner en Sión la principal piedra del ángulo, piedra selecta y preciosa; y cualquiera que por la fe se apoyare sobre ella, no quedará confundido.


Yo quizá hubiera escrito a la Iglesia; pero ese Diótrefes, que ambiciona la primacía entre los demás, nada quiere saber de nosotros.