Y tomando el cáliz dio gracias a Dios, y dijo: Tomad, y distribuidlo entre vosotros;
1 Corintios 10:16 - Biblia Torres Amat 1825 El cáliz de bendición que bendecimos, o consagramos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo ?; y el pan que partimos, ¿no es la participación del cuerpo del Señor? Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando bendecimos la copa en la Mesa del Señor, ¿no participamos en la sangre de Cristo? Y, cuando partimos el pan, ¿no participamos en el cuerpo de Cristo? Biblia Católica (Latinoamericana) La copa de bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? La Biblia Textual 3a Edicion La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre del Mesías? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo del Mesías?° Biblia Serafín de Ausejo 1975 La copa de bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? Biblia Reina Valera Gómez (2023) La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? |
Y tomando el cáliz dio gracias a Dios, y dijo: Tomad, y distribuidlo entre vosotros;
Y perseveraban todos en oír las instrucciones de los apóstoles, y en la comunicación de la fracción del pan, o Eucaristía, y en la oración.
Asistiendo asimismo cada día largos ratos al templo, unidos con un mismo espíritu, y partiendo el pan por las casas de los fieles, tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón,
Y subiendo luego otra vez, partió el pan, y habiendo comido y platicado todavía con ellos hasta el amanecer, después se marchó.
Mas como el primer día de la semana nos hubiésemos congregado para partir, y comer el pan eucarístico, Pablo, que había de marchar al día siguiente, conferenciaba con los oyentes y alargó la plática hasta la medianoche.
Porque Dios, por el cual habéis sido llamados a la compañía de su Hijo Jesucristo nuestro Señor, es fiel en sus promesas.
Puesto que hablo con personas inteligentes, juzgad vosotros mismos de lo que voy a decir.
A cuyo fin todos nosotros somos bautizados en un mismo Espíritu para componer un solo cuerpo, ya seamos judíos, ya gentiles, ya esclavos, ya libres; y todos hemos bebido un mismo Espíritu.
Mientras se nos dice: Si hoy oyereis su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como los israelitas en el tiempo de aquella provocación.
Si dijéremos que no tenemos pecado, nosotros mismos nos engañamos, y no hay verdad en nosotros.