¡Oh Adonay, ante ti están todos mis deseos, Y mi suspiro no te es oculto!
Señor, delante de ti están todos mis deseos, Y mi suspiro no te es oculto.
Señor, tú sabes lo que anhelo; oyes todos mis suspiros.
Señor, ante ti están todos mis deseos, no se te ocultan mis gemidos.
Estoy entorpecido, del todo quebrantado, rugiendo de los bramidos de mi pecho.
Señor, delante de ti están todos mis deseos; y mi suspiro no te es oculto.
9 (10) Dios mío, pongo ante ti mis más grandes deseos; ¡no te los puedo esconder!
t Oh YHVH, Tú has oído el anhelo de los humildes, Sosiegas su corazón, tienes atento tu oído,
Para oír el lamento del cautivo, Para libertar a los condenados a muerte.
Al son de mis gemidos La piel° se me pega a los huesos.
Estoy agotado de tanto gemir, Todas las noches inundo° mi lecho; Con mis lágrimas empapo mi cama.
Natanael le dice: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús, y le dijo: Antes que te llamara Felipe, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.
Y estando así° gemimos, anhelando ser revestidos de nuestra habitación celestial,