Porque en mí están clavadas° las saetas de ’El-Shadday, Y mi espíritu sorbe su veneno, Y los terrores de Dios se alistan contra mí en orden de batalla.
Salmos 38:2 - La Biblia Textual 3a Edicion Porque tus saetas se han clavado en mí, Y tu mano ha descendido sobre mí. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Porque tus saetas cayeron sobre mí, Y sobre mí ha descendido tu mano. Biblia Nueva Traducción Viviente Tus flechas me han herido muy adentro y tus golpes me aplastan. Biblia Católica (Latinoamericana) Pues tus flechas en mí se han clavado, y tu mano se ha cargado sobre mí. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ah Señor, no me acuses en tu ira y en tu furor no me reprendas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque tus saetas cayeron sobre mí, y sobre mí ha descendido tu mano. Biblia Traducción en Lenguaje Actual 2 (3) Me has herido con tu enojo, has descargado tu mano sobre mí. |
Porque en mí están clavadas° las saetas de ’El-Shadday, Y mi espíritu sorbe su veneno, Y los terrores de Dios se alistan contra mí en orden de batalla.
Porque de día y de noche tu mano se agravaba sobre mí, Hasta que mi vigor se convirtió en sequedades de verano. Selah
¡Ten piedad de mí, oh YHVH, porque desfallezco! Sáname, oh YHVH, porque mis huesos se estremecen,
También la mano de YHVH se dejó sentir en ellos para dispersarlos de en medio del campamento hasta su extinción.
¿los esperaríais hasta que crecieran? ¿Os retraeríais por ellos sin tomar marido? No, hijas mías; tengo sobrada amargura por vosotras, pues la mano misma de YHVH se ha desatado contra mí.
Y convocaron a todos los príncipes de los filisteos, y dijeron: ¡Sacad de aquí el Arca del Dios de Israel y enviadla de vuelta a su propio lugar, para que no nos mate a nosotros y a nuestro pueblo! Porque había un pánico mortal en toda la ciudad, y la mano de Dios se había agravado mucho allí.
Y la mano de YHVH se agravó sobre los de Asdod, y los castigó y los hirió con una epidemia de hemorroides en Asdod y en todos sus alrededores.
Y observaréis: Si sube por el camino de su territorio hacia Bet-semes, Él nos ha hecho este gran mal, pero si no, entonces sabremos que no es su mano la que nos ha herido, sino que nos ocurrió por accidente.