h Deja la ira, desecha el enojo, No te enardezcas en manera alguna a hacer el mal.
Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo.
¡Ya no sigas enojado! ¡Deja a un lado tu ira! No pierdas los estribos, que eso únicamente causa daño.
Calma tu enojo, renuncia al rencor, no te exasperes, que te haría mal.
He. Apacigua tu ira y no te enfades ni te enojes, quizá para hacer mal.
Deja la ira y desecha el enojo; no te excites en manera alguna a hacer lo malo.
No des lugar al enojo ni te dejes llevar por la ira; eso es lo peor que puedes hacer.
El Faraón le preguntó: Pero, ¿qué te falta conmigo para que procures irte a tu tierra? Y él respondió: Nada; pero de todos modos déjame ir.
¡Tú, que a ti mismo te desgarras en tu ira! ¿Deberá abandonarse la tierra por tu causa, O removerse las peñas de su sitio?
Es cierto que el encono mata al necio, Y la envidia carcome al simple.
Y dije en mi apresuramiento: Todo hombre es mentiroso.
Alarmado, me dije: ¡Cortado fui de tu presencia! Pero Tú oíste la voz de mis súplicas cuando clamé a ti.
Si dijera yo: Hablaré como ellos, He aquí, a la generación de tus hijos sería infiel.
El que tarda en airarse es rico en entendimiento, Pero el impaciente de espíritu exalta la necedad.
Más vale paciencia que valentía, Y dominarse que conquistar una ciudad.
Pero esto desagradó a Jonás y lo enojó en gran manera.
’Elohim respondió a Jonás: ¿Tanto te irritas por lo de la calabacera? Él respondió: ¡Tengo razón para irritarme hasta la muerte!
Airaos, pero no pequéis;° no se ponga el sol sobre vuestro enojo,
Sea quitada de vosotros toda amargura y enojo, e ira, y grito airado y maledicencia, junto con toda maldad.
Pero ahora, desechad también vosotros todas estas cosas: Ira, enojo, malicia, maledicencia, lenguaje obsceno de vuestra boca.