Bib sou entènèt

Piblisite


Tout bib la Ansyen Testaman Nouvo Testaman




Romanos 8:26 - La Biblia Textual 3a Edicion

Y asimismo, también el Espíritu ayuda nuestra debilidad, pues no sabemos qué orar° como conviene, pero el mismo Espíritu intercede° con gemidos indecibles;

Gade chapit la
Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.

Gade chapit la

Biblia Nueva Traducción Viviente

Además, el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, nosotros no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.

Gade chapit la

Biblia Católica (Latinoamericana)

Somos débiles, pero el Espíritu viene en nuestra ayuda. No sabemos cómo pedir ni qué pedir, pero el Espíritu lo pide por nosotros, sin palabras, como con gemidos.

Gade chapit la

Biblia Serafín de Ausejo 1975

De igual manera, también el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad. Porque no sabemos qué debemos pedir cuando oramos; sin embargo, el Espíritu mismo intercede con gemidos intraducibles en palabras.

Gade chapit la

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestras debilidades; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.

Gade chapit la

Biblia Traducción en Lenguaje Actual

Del mismo modo, y puesto que nuestra confianza en Dios es débil, el Espíritu Santo nos ayuda. Porque no sabemos cómo debemos orar a Dios, pero el Espíritu mismo ruega por nosotros, y lo hace de modo tan especial que no hay palabras para expresarlo.

Gade chapit la
Lòt tradiksyon



Romanos 8:26
33 Referans Kwoze  

¡Haznos saber qué le diremos! Porque no podemos ordenar nuestros pensamientos a causa de las tinieblas.


t Oh YHVH, Tú has oído el anhelo de los humildes, Sosiegas su corazón, tienes atento tu oído,


Para oír el lamento del cautivo, Para libertar a los condenados a muerte.


Al son de mis gemidos La piel° se me pega a los huesos.


Y mi alma está turbada en gran manera, Y Tú, oh YHVH… ¿hasta cuándo?


YHVH ha escuchado mi súplica, YHVH ha recibido mi oración:


Estoy cansado de llamar, Mi garganta ha enronquecido, Mis ojos desfallecen esperando a mi Dios.


q Y oíste mi voz: ¡No cierres tu oído al clamor de mis suspiros!


Y derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalem espíritu de gracia y de oración, y me mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por causa del unigénito, y se afligirán por Él como quien se aflige por el primogénito.


pues no sois vosotros quienes habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que habla en vosotros.


Respondiendo entonces Jesús, dijo: No sabéis° qué estáis pidiendo. ¿Podéis beber la copa que Yo estoy por beber?° Le responden: Podemos.


Y Yo rogaré al Padre y os dará otro° Paracleto, para que esté con vosotros para siempre:


Así que, nosotros los fuertes debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos.


¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará° de este cuerpo de muerte?°


Porque no recibisteis espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor; sino que recibisteis el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba! (¡Padre!)


Y estando así° gemimos, anhelando ser revestidos de nuestra habitación celestial,


Porque los que aún estamos en este tabernáculo, gemimos con angustia, por cuanto no queremos ser desvestidos, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.


Y por cuanto sois hijos, Dios envió el Espíritu de su Hijo a nuestros° corazones, el cual clama: ¡Abba! (Padre).


pues por medio de Él, los unos y los otros tenemos derecho a entrar por un mismo Espíritu al Padre.


Orad siempre en el Espíritu mediante toda oración y súplica, velando también para ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos,


Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino Uno que ha sido tentado en todo según nuestra semejanza, pero° sin pecado.


pudiendo ser indulgente con los que son ignorantes y extraviados, puesto que él mismo está sujeto a debilidades;


pedís y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.