Y oró a Él y le suplicó, y Él se mostró favorable y oyó su súplica, y lo hizo volver a Jerusalem, a su reino. Y Manasés reconoció que sólo YHVH es Ha-’Elohim.
Lamentaciones 3:56 - La Biblia Textual 3a Edicion q Y oíste mi voz: ¡No cierres tu oído al clamor de mis suspiros! Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Oíste mi voz; no escondas tu oído al clamor de mis suspiros. Biblia Nueva Traducción Viviente Me oíste cuando clamé: «¡Escucha mi ruego! ¡Oye mi grito de socorro!». Biblia Católica (Latinoamericana) Oye mi grito:
no cierres tu oído a mi oración. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Has oído mi voz: ¡no cierres tus oídos a mis gemidos y clamores! Biblia Reina Valera Gómez (2023) Oíste mi voz; no escondas tu oído a mi suspiro, a mi clamor. Biblia Traducción en Lenguaje Actual y tú atendiste mis ruegos; ¡escuchaste mi oración! |
Y oró a Él y le suplicó, y Él se mostró favorable y oyó su súplica, y lo hizo volver a Jerusalem, a su reino. Y Manasés reconoció que sólo YHVH es Ha-’Elohim.
Y su oración, y cómo fue atendido, y todo su pecado, su infidelidad, y los sitios donde edificó lugares altos y erigió aseras y otras imágenes esculpidas, antes de humillarse, he aquí están escritos en los registros de los Hozai.°
Haciendo que llegue a Él el clamor del pobre, Y oiga el clamor de los afligidos.
z Este pobre clamó, y YHVH lo escuchó, Y lo libró de todas sus angustias.
Oh YHVH, oirás mi voz de mañana, De mañana la presentaré ante ti, Y esperaré.°
Al director del coro. Sobre Neguinot. Maskil de David. Oh ’Elohim, oye mi oración, Y no te escondas de mi súplica.
Y en paz redimirá mi alma del ataque en contra mío.° Aunque contra mí haya muchos,
Ve y di a Ezequías: YHVH, Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración y visto tus lágrimas. He aquí, añado a tus días otros quince años.
Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo y sus ruegos, y haz que tu rostro resplandezca sobre tu Santuario asolado, por amor de ti mismo, ¡oh Adonay!
Y asimismo, también el Espíritu ayuda nuestra debilidad, pues no sabemos qué orar° como conviene, pero el mismo Espíritu intercede° con gemidos indecibles;