Aunque me lave con agua de nieve, Y limpie mis manos con lejía,
Aunque me lave con aguas de nieve, Y limpie mis manos con la limpieza misma,
Incluso aunque me lavara con jabón y limpiara mis manos con lejía,
Aunque me lave con nieve y limpie mis manos con jabón,
Aunque me lavara con agua de nieve y limpiara mis manos con lejía,
Aunque me lave con aguas de nieve, y limpie mis manos con la limpieza misma,
Aunque me lave con jabón las manos y todo el cuerpo,
Si mi paso se ha apartado del camino, Y mi corazón se fue en pos de mis ojos, O si alguna mancha se pegó a mis manos,
Y añades: ¿Qué gano con no pecar? Porque a ti poco te importa.
Aun así me hundirás en el lodo cenagoso, Y mis propias vestiduras me aborrecerán.
Lavaré en inocencia mis manos, Y así andaré en torno a tu altar, oh YHVH,
¡Aparta tu rostro de mis pecados, y borra todas mis iniquidades!
El que encubre sus pecados no prosperará, Pero el que los confiesa y se aparta, alcanzará misericordia.
Aunque te laves con lejía y uses mucho jabón para ti, La mancha de tu pecado está aún delante de mí, Dice Adonay YHVH.
¡Oh Jerusalem!, lava la maldad de tu corazón para que seas salva. ¿Hasta cuándo se aposentarán tus malos pensamientos dentro de ti?
Porque ignorando la justicia de Dios, e intentando establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios.
Si dijéramos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros.