¿Acaso hay injusticia en mi lengua, Y mi paladar no puede distinguir lo inicuo?
¿Hay iniquidad en mi lengua? ¿Acaso no puede mi paladar discernir las cosas inicuas?
¿Piensan que estoy mintiendo? ¿Acaso no conozco la diferencia entre el bien y el mal?
¿Hay acaso falsedad en mis discursos? ¿No sé todavía distinguir el mal del bien?'
¿Hay acaso falsedad en mi lengua? ¿No entiende mi gusto de infortunios?
¿Hay iniquidad en mi lengua? ¿No puede mi paladar discernir las cosas depravadas?
No les he mentido. ¿Acaso creen que no sé distinguir entre la verdad y la mentira?
Él la reconoció, y exclamó: ¡Es la túnica de mi hijo! Alguna mala bestia lo habrá devorado. ¡Sin duda José fue despedazado!
Pues has dicho: Mi enseñanza es pura, Y: Soy limpio ante tus ojos.
¿No discierne el oído las palabras Como el paladar prueba su comida?
Porque el oído discierne las palabras, Como el paladar degusta los sabores.
¿Se comerá lo insípido sin sal? ¿Hay sabor en la clara del huevo?°
pero el alimento sólido es de los perfectos, de los que por la práctica, tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.