A la descomposición digo: ¡Padre mío! Y al gusano: ¡Madre mía, hermana mía!
A la corrupción he dicho: Mi padre eres tú; A los gusanos: Mi madre y mi hermana.
¿Qué pasará si llamo padre a la tumba y madre o hermana a los gusanos?
Al sepulcro le dije: 'Tú eres mi padre', y a los gusanos: 'Mi madre y mis hermanos.
Dije al sepulcro: ¡tú eres mi padre! y a los gusanos: ¡mi madre y mis hermanas!
A la corrupción he dicho: Mi padre eres tú; a los gusanos: Mi madre y mi hermana.
No tendré más familia que la tumba y los gusanos.
Y él,° como cosa podrida, se deshace, Cual vestido raído de polilla.
Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios,
Ambos yacen en el polvo, Y los gusanos los cubren por igual.
Los olvidará el seno materno, Dulce le será su sabor al gusano, Nunca serán recordados, Y como a un árbol se talará su injusticia,
¡Cuánto menos el hombre, ese gusano, El ser humano, esa lombriz!
Mi piel se ha ennegrecido y se me cae, Y mis huesos arden de calor.
Mi carne está vestida de gusanos y de costra polvorienta, Mi piel se agrieta y supura,
Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción.
Para que viva eternamente, Y jamás vea corrupción.
Descendió al Seol tu soberbia, Y ya no se oye el estruendo de tus salterios; Debajo tuyo hace cama la gusanera, Y los gusanos son tu cobertor.
Así también es la resurrección de los muertos: Se siembra en corrupción, resucita en incorrupción;