¡Oh si alguien pudiera llevar la causa del hombre ante Dios, Como un hombre lo hace a favor de su amigo!
¡Ojalá pudiese disputar el hombre con Dios, Como con su prójimo!
Necesito un mediador entre Dios y yo, como una persona que intercede entre amigos.
¡Ojalá pudiera el hombre discutir con Dios lo mismo que lo hace con su prójimo!
Tenga defensa un hombre ante Dios, como un mortal defiende a su prójimo,
¡Oh que alguien intercediera por el hombre ante Dios, como el hombre intercede por su prójimo!
Dios me defenderá como quien defiende a un amigo.
Después acúsame, y yo responderé, O déjame hablar, y Tú me responderás.
Pero en verdad, a quien yo me dirijo es a ’El-Shadday, Porque quiero disputar con Dios,
Mis íntimos pensamientos son mis intercesores, Mis ojos derraman lágrimas a Dios.
Ciertamente son contados los años venideros, E iré por el camino de donde no se regresa.
¡Quién me diera que me escuchara! ¡He aquí mi firma!° ¡Que ’El-Shadday me responda! ¡Oh! si tuviera el libelo que ha escrito mi acusador,
Al que existe ya se le había dado nombre, y se sabe que es sólo un hombre, y que no puede contender con quien es más fuerte que él.
¡Ay del que contiende con su Hacedor, Como tiesto entre los tiestos de barro! ¿Dirá el barro al alfarero: ¿Qué haces? o: Tu vasija no tiene asas?
En todo caso, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá acaso lo moldeado al que lo moldea: Por qué me hiciste así?°