Sin embargo, como hombres moriréis; Como cualquiera de los príncipes caeréis.
Ezequiel 28:9 - La Biblia Textual 3a Edicion ¿Porfiarás en decir: Yo soy Dios, en presencia de quien te mata? Porque en presencia del que te traspasa, tú eres hombre y no Dios. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 ¿Hablarás delante del que te mate, diciendo: Yo soy Dios? Tú, hombre eres, y no Dios, en la mano de tu matador. Biblia Nueva Traducción Viviente ¿Te jactarás, entonces, diciendo: ‘¡Soy un dios!’ frente a tus asesinos? ¡Para ellos no serás un dios, sino un simple hombre! Biblia Católica (Latinoamericana) ¿Acaso dirás: 'Yo soy Dios' cuando vengan a matarte? En manos del matador serás hombre y no Dios. Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¿Podrás decir ante tus verdugos: 'Soy un dios' -siendo como eres un hombre y no un dios-? Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¿Hablarás delante del que te mate, diciendo: Yo soy Dios? Tú, hombre eres, y no Dios, en la mano de tu matador. Biblia Traducción en Lenguaje Actual ”Cuando te enfrentes a ellos, dejarás de creerte un dios. Cuando te quiten la vida, te verás como un simple hombre. |
Sin embargo, como hombres moriréis; Como cualquiera de los príncipes caeréis.
Los egipcios son hombres y no dioses, Sus caballos son carne y no espíritu. YHVH extenderá su mano y el protector tropezará, Y caerá el protegido, y ambos perecerán, Pues así me ha dicho YHVH:
Mira, este fue el delito de tu hermana Sodoma: soberbia, hartura de pan, y gran ociosidad tuvieron ella y sus hijas, pero no extendió la mano al pobre y al menesteroso.
Morirás de muerte de incircuncisos° por mano de extranjeros, Porque Yo he hablado, dice Adonay YHVH.
Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así dice Adonay YHVH: Por cuanto se enalteció tu corazón, y dijiste: Yo soy Dios, Y en el trono de Dios estoy sentado en medio de los mares. Pero tú eres hombre y no Dios, Aunque has puesto tu corazón como el corazón de Dios.
Al sepulcro te harán descender, Y morirás con la muerte de los traspasados en medio de los mares.
Esta es la ciudad alegre que vivía despreocupada; que decía en su corazón: Nadie más que yo. ¡Cómo se ha tornado en horror, en madriguera de fieras! Cualquiera que pase junto a ella silbará meneando la mano.